Polonia no es el típico país que suela entrar dentro de las rutas turísticas habituales por Europa. De hecho, es probable que nunca te hayas planteado pisar ese trocito de Europa del Este. Es un país que pasa desapercibido, no suele ser lugar de paso más allá del interrail y, si te despistas, podrías no ir nunca. Sin embargo, nuestro consejo es que dejes los típicos viajes a París, Praga o Roma para otro momento y que saltes las fronteras imaginarias que nos separan del paraíso natural y cultural que es Polonia.
Las ‘playazas’ que nunca esperarías encontrar en Polonia

Cuando te imaginas un viaje de sol y playa, te imaginas el Caribe o como mucho al Mediterráneo. Pero las playas del Mar Báltico —excepto por su temperatura— no se quedan atrás. Las playas de Wisla Spit se caracterizan por su arena blanca que, en invierno, se entremezcla con el color de la nieve. Un paraíso blanco a tiro de piedra del centro de Europa en el que quizás te tope con una piedra de ámbar. También en la Bahía de Pucka en Hel hay paisajes playeros increíbles aunque están protegidísimos por el Gobierno pero que merece la pena visitar. Si buscas playas kilométricas e interminables, lo mejor es que vayas a Swinoujscie y Ustzka, te sorprenderás.
Si prefieres intimidad, escápate a la isla de Wolin porque sus playas están resguardadas por acantilados de casi 100 metros de altura. Y, si te va la marcha y eres fan de los chiringuitos, no te pierdas las playas de Krynica Morska, Swinoujście, Dziwnow, Kolobrzeg y Jastarnia. Eso sí, prepárate para darte un baño rapidito porque la temperatura del agua en el mejor de los casos no superará los 19 grados en pleno verano.

Lo que ocurre en este rincón de Pomerania Occidental sigue siendo una incógnita, un misterio, algo extraño. Parece un bosque encantado. Desde que fueron plantados allá por 1930, sus más de 400 árboles están torcidos en la base y nadie sabe el porqué. Hay varias hipótesis, pero ninguna es certera: dicen que han sido manipulados por el hombre e incluso que una gran nevada los dobló para siempre.
Lo más curioso es que la curva desaparece y los árboles se enderezan según crecen. Un fenómeno casi paranormal que nadie ha logrado explicar y que hace de este lugar un lugar mágico, digno de cualquier cuento de Christian Andersen. Si te gusta la fotografía, te recomiendo que viajes a este mágico rincón de Polonia y compruebes de primera mano la rareza de sus especies.
Montes Tatras, la prueba de que no tenías ni idea del paisaje polaco

Normalmente, la imagen que todo el mundo tiene de Polonia es la de un inmenso llano pegado al Báltico, pero esto no puede estar más lejos de la realidad. En el país existen montañas que no tendrían nada que enviar a los Alpes o los Pirineos. Son los Montes Tatras, una cordillera en la frontera entre Polonia y Eslovaquia con alturas que alcanzan los 2.655 metros en el pico Montes Tatras y especies animales como el oso pardo o el lobo.
Pero lo mejor de los Tatras es sin lugar a dudas el lago Morskie Oko, algo así como “Ojo del Mar” en eslovaco, que fue reconocido por el Wall Street Journal como uno de los cinco lagos más bonitos del mundo. Solamente este lugar ya justificaría una visita a Polonia.
Que no te engañen: Polonia es mucho más que lo que vemos en las guías de viajes. Un país desconocido para la gran mayoría y con un encanto que aún no te puedes ni imaginar. ¡Ver para creer!