No son Berlín, Londres ni París, pero a Erasmus no les aventaja nadie. Son cuatro ciudades que nunca te habías planteado y que revientan a cualquier otra en bares, fiesta y ambiente universitario. Y aquí te demuestro por qué cometes un gran error si no las incluyes YA en tu lista de candidatas a acogerte unos meses.

Esta pequeña ciudad belga es perfecta para ejercitar tu hígado y acabar el semestre con matrícula de honor en resaca porque tiene la barra de bar más larga del mundo. Y es que en ningún otro lugar encontrarás una plaza como la que ocupa el Antiguo Mercado, en pleno centro, con tantos bares uno al lado del otro. No es de extrañar que en un lugar así naciera la cerveza Stella Artois, un verdadero orgullo para los lovanienses y para los más de 50.000 estudiantes que toman las calles cuando acaban las clases.

¿O qué? Oulu. No olvides este nombre porque será de los más fáciles que aprendas si te decides por esta ciudad finlandesa. Es ideal si quieres disfrutar de un Erasmus más tranquilo, concentrado en la carrera, y practicar algún deporte al aire libre. Oulu está rodeado de bosques y parques donde pasear en verano y esquiar en invierno. También cuenta con decenas de bibliotecas y cafeterías para escapar del frío y la bici es el transporte casi obligatorio. Pero vaya, que tampoco faltan discotecas donde desmelenarte al son del heavy metal o lo que más te mole.

Si desde que eras un moco soñaste con ir a Hogwarts pero ni la carta ni la lechuza llegaron jamás, esta es tu oportunidad para redimirte. Coimbra tiene una universidad centenaria a la que los estudiantes van con largas túnicas negras al estilo Harry Potter. Pero no en Carnaval, sino los días de cada día. Además, tienen también una celebración peliculera para los que se gradúan: la Queima das Fitas quema de tiras. Tan famosa que otras facultades portuguesas la han copiado. Una mega graduación que dura toda una semana de mayo y que cuenta incluso con conciertos de artistas internacionales. Y, para rematar, Portugal es uno de los países donde la beca Erasmus te rendirá un poco más.

Groninga es la ciudad más joven de los Países Bajos, ya que la más de la mitad de sus habitantes no pasa de los 35. Un lugar pequeño y acogedor donde todo está a un tiro de piedra o de bicicleta y donde la vida universitaria luce con todo su esplendor. Eso significa que puedes ir al cine sin dejarte un riñón y que el carné de estudiante funciona tanto que sirve hasta para pedir una cerveza en un bar. Música en directo, discotecas, casinos, cines y teatros completan la ronda cultural. Aquí los bares no tienen un horario de cierre: echan el candado cuando el último sale por la puerta. Pero que no se te olvide estudiar, aunque sea un poquito.
Crédito de la imagen: Emmanuel Rosario