Después de probarlos es normal que no quieras ver un spa ni en pintura. Queda demostrado que los jacuzzis más relajantes -y excitantes a la vez- son obra de la madre naturaleza. Son auténticos balnearios formados por piscinas naturales y baños de hidromasaje sin socorrista, sin escaleras y en los que tampoco es necesario el uso de chanclas ni gorro. No se me ocurre un contacto más directo con la naturaleza que empaparse de ella.
Las Lagunas de Ruidera, entre Albacete y Ciudad Real

En este lugar es fácil sentirse como Bella y Edward en Amanecer. Quince lagunas conectadas entre sí por pequeñas cascadas y piscinas naturales a caballo entre dos provincias: Albacete y Ciudad Real. Un auténtico espectáculo de la naturaleza que baña parte de Ruidera, Villahermosa, Argamasilla de Alba, Ossa de Montiel y que llega hasta la Sierra de Alcaráz.
Las Siete Cascadas, Campdevànol Girona

La naturaleza a veces nos regala lugares que parecen de fantasía. En las inmediaciones de Campdevànol y Ripoll, a pocos metros del río Estiulà la estampa que os encontraréis será la de siete cascadas desembocando en siete pozos de agua helada. Algunas de estas piscinas naturales son de fácil acceso, y a otras hay que saltar desde las rocas.
La Cueva del Tancón, Tenerife

Su imagen podría ser la portada de cualquier edición de National Geografic. Esta increíble piscina natural de aguas cristalinas se esconde en una misteriosa cueva volcánica muy cerca del Puerto de Santiago. Su ubicación es casi un secreto. Y los que la conocen se resisten a desvelar el camino. Pero atención: aunque es un lugar idílico, hay que estar pendiente del estado del mar porque si sube la marea puede ser peligroso.
La Piscina del Diablo en las Cataratas Victoria, entre Zambia y Zimbabwe

A nivel internacional tenemos que hablar de las famosas Victoria Falls, las cataratas más altas del Planeta. No exagero si digo que el increíble salto del río Zambeze dobla el tamaño de las del Niágara. Es como si la Tierra se rompiera en dos. Y en lo más alto y justo al borde del precipicio, a unos 100 metros del suelo, se ha formado una piscina natural de vértigo: la Piscina del Diablo, en la que sólo está permitido el baño de septiembre a diciembre por el bajo caudal del río. Advertencia: esta experiencia no es apta para aquellos que sufren de vértigo porque tendrán la sensación de caer al vacío.
Cataratas de Kravica, Bosnia Herzegovina

Dicen que el descubrimiento de este jacuzzi natural fue como encontrar un oasis en un desierto. Las cataratas de Kravica discurren entre Studencia y Ljubuski y no mueren hasta llegar al río Trezibat. Lo curioso de este lugar es que justo debajo de las cascadas se forman una serie de pozas en las que -de manera misteriosa- el agua se mantiene caliente cualquier época del año. Es un auténtico remanso de paz a muy pocos kilómetros de la ciudad de Mostar y el río Neretva.
Las Cataratas del Parque Nacional de Krka, Croacia

Este balneario natural croata atrae cada año a miles de jóvenes con ganas de aventura. Una vez allí no olvides sacarte un selfie con la Cascada Skradinski de fondo, la más grande y la más fotografiada del Parque Natural de Krka. Ten en cuenta que sólo se puede acceder a ellas tomando uno de los barcos que salen cada hora desde Skradin y en menos de 10 minutos llegarás a tu destino.