No hace falta irse a Edimburgo ni a Toledo para poder viajar en el tiempo hasta la Edad Media. Muy cerca de Barcelona, en la Costa Brava y el Pirineo de Girona, se pueden encontrar pueblos medievales que aún conservan su esencia; calles estrechas y empedradas, murallas, castillos e iglesias románicas. Alguno de estos pueblos puede ser un buen lugar donde hacer una escapada o una excursión olvidarte del presente por un tiempo.
Peralada
En este municipio se encuentra el famoso Castillo de Peralada. Se trata de la antigua residencia de los condes de Peralada y que aún conserva dos torres construidas durante la primera mitad del siglo XIV. Se las puede identificar fácilmente porque son las que flanquean la entrada al edificio. También se puede visitar el Claustro de Sant Domènec, que fue fundado del siglo XIII y sirve de referencia para ver como vivían los religiosos durante aquel tiempo. Si quieres acabar de tener una experiencia aún más inmersiva, no puedes perderte la feria medieval que se celebra cada año el Peralada a principios de verano.
Monells
Este pueblo del Baix Empordà se caracteriza por haber sido construido alrededor de un antiguo castillo del que ahora solo se conservan las murallas. Si lo visitas, puede que la ubicación te resulte familiar si has visto la película Ocho apellidos catalanes, ya que allí se rodaron algunas escenas. Al haber sido un pueblo que ha crecido manteniendo la distribución original (alrededor de un castillo) mantiene esa esencia medieval que le confieren sus calles estrechas y pintorescas. Además de contar también con la plaza porticada de Jaume I, como uno de sus atractivos. Tampoco te puedes perder el mercado medieval que se celebra cada verano y que recrea completamente como era un mercado de esa época.
Besalú
Inconfundible por su puente viejo, de siete arcos y una torre, que cruza sobre el río, Besalú es una de las joyas medievales de la Garrotxa. Sin duda los productores de Juego de Tronos podrían haberse planteado grabar también en este enclave, porque todo te transporta a la Edad Media. Aparte del puente, también cuenta con la iglesia de Sant Julià, la de Sant Vicenç, el monasterio de Sant Pere y los baños judíos. Esto último es algo que vale la pena porque no es tan fácil de encontrar.
Castellfollit de la Roca
Ubicado también en la Garrotxa, Castellfollit de la Roca recuerda un poco a Rocadragón. Para los fans de Juego de Tronos ya sabremos a lo que nos referimos: Rocadragón es la isla donde se asienta la histórica fortaleza de los Targaryen, al borde de los acantilados. Así pues, este pueblo con aires medievales está situado sobre un acantilado rocoso de cincuenta metros de altura. Desde allí se pueden ver los ríos Fluvià y Toronell. Además, cuenta con un edificio singular como el campanario de la iglesia de Sant Salvador y el reloj de la torre de Sant Roc.
Camprodon
La postal de Camprodon seguramente es una de las más icónicas de Cataluña por su puente Nuevo. Es la típica postal navideña que podrías enviar a tus tíos, pero además conserva su esencia medieval. La arquitectura que conforma el pueblo conserva muchas muestras del románico como el monasterio de Sant Pere, en la iglesia de Santa María o en Sant Cristòfol de Beget. Si vas tampoco puedes perderte las galletas y los embutidos.