La carrera del desarrollo de la inteligencia artificial acaba de sumar un nuevo capítulo que promete ser clave. Elon Musk, dueño de X, lanzó la pasada semana la tercera versión de Grok, la IA de su red social. El magnate aprovechó su participación en la cumbre mundial de gobiernos en Dubái para hypear el lanzamiento: “Grok tiene capacidades de razonamiento brutales. En las pruebas que hemos hecho, supera todo lo que conocemos hasta ahora, lo cual es una buena señal”. Luego, en un post, afirmó que es “la IA más inteligente del planeta” y dejó un mensaje inquietante: “Es tan inteligente que da miedo”.
Este lanzamiento llega justo después de que Musk ofreciera 97.400 millones de dólares para comprar OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT. El CEO de la compañía, Sam Altman, rechazó la oferta con ironía: “No gracias, pero te compramos Twitter por 9.740 millones de dólares, si quieres”. Esto recordó a cuando Musk pagó 44.000 millones para hacerse con X en 2022. La jugada se ve como un intento de complicarle la vida a Altman, quien quiere convertir OpenAI en una empresa comercial, cuando en su origen era una fundación sin ánimo de lucro (de la que Musk fue cofundador).
¿Una Inteligencia Artificial con sesgo político?
Por otro lado, el marketing de Grok deja claro que esta IA tiene un sesgo político evidente. Todo apunta a que estará alineada con la guerra cultural de Donald Trump y el propio Musk contra la izquierda, a la que suelen llamar woke de forma despectiva. “Grok está diseñada para responder preguntas con un toque de humor y cierto espíritu rebelde, así que si odias el sarcasmo, mejor no la uses”. La IA se alimenta de los contenidos de X, así que sus respuestas probablemente reflejen el tono de la plataforma. “Responderá preguntas complicadas que otras IA prefieren esquivar”, dicen sus creadores. En un post de Musk donde le pregunta a Grok qué opina sobre los medios de comunicación, la IA responde: “Los medios tradicionales son basura”.
La llegada de Grok 3 también plantea preguntas sobre el futuro de la inteligencia artificial en las redes sociales. Mientras OpenAI y Google intentan desarrollar modelos de lenguaje más equilibrados y seguros, Musk parece apostar por una IA que encaje con su visión de libertad de expresión sin filtros. Esto podría significar respuestas más polémicas o incluso desinformación disfrazada de “humor irreverente”.
Algunos expertos ya han advertido que una IA que se alimente exclusivamente de los contenidos de X podría convertirse en una cámara de eco de las opiniones más radicales de la plataforma. Además, el hecho de que Grok pueda responder preguntas que otras IA rechazan abre la puerta a la difusión de teorías conspirativas o información sesgada.