¿En-qué-momento? En serio. En qué momento apareció este idiota en la vida de mi amiga. Y no solo apareció, sino que se quedó. ¿Y por qué no puedo prestarle a ella mi cerebro durante unos minutos para que vea a semejante estúpido de la manera en la que lo ve el resto de la humanidad? Las casualidades dramáticas del destino han conducido a que tu amiga se haya echado un novio gilipollas. Apelativo objetivo, no es una cuestión de que a ti te caiga mal. Es que lo es. Y ella, una chica maravillosa, inteligente y con inquietudes, pasa a convertirse en su marionetita. ¿Qué debe hacer una amiga ante tal tragedia?
No es todo malo desde el principio. Ciertos tipos de gilipollez tardan en emerger. Durante ese tiempo tú actúas como la amiga de la novia y ella te cuenta esos bonitos primeros pasos. Que si "mira que mensaje me ha mandado". Y tú: "¡Qué guay!". Que si "mañana vamos a cenar a un sitio muy chulo". Que si "ahora vamos hacer un plan de fin de semana". Que si "llevo tres días seguidos durmiendo con él". Vale eso está muy guay. Hasta que sale el imbécil que lleva dentro. Ella lo nota antes que tú, pero no se atreve a decirlo. Solo lo admitirá tímidamente cuando tú llegas a la conclusión y le dices: “Pero este tío es un capullo, ¿no?”.

“No te trata como te mereces”, “organizas tu vida dependiendo de la suya sin que él te tenga en cuenta”, “sabe que te tiene enganchada y hace contigo lo que quiere”… Da igual, por mucho que le repitas estos mantras una y otra vez. A ella se le borrará todo lo chungo en un periquete y pensará que tiene una relación súper especial y súper incomprendida en cuando él le envíe un Wathsapp. La técnica de la sinceridad brutal queda entonces descartada. Porque de nada sirve decirle las verdades a un muro y porque solo conseguirás que tu amiga se aleje cada vez más de ti.
La mejor solución es estar a su lado a la distancia justa para ser su apoyo sin que a ti te hierva la sangre ante tal escena de indignidad humana. Bricoconsejo: si él la deja no te vengas arriba y pienses que la has recuperado. Van a volver. Varias veces. Todas las que su cuerpo aguante. Y las tías aguantamos bastante. Recuerda que ella piensa que son una especie de Romeo y Julieta y que vive una relación que nadie entiende. Sentirás el deseo de abofetearla para que despierte, pero nunca es buena idea recurrir a la violencia. Es sano alejarse de los detalles de la historia para evitar también el impulso de abofetearle a él.

Debes concienciarte de que tu amiga es algo así como una víctima y que el tío no tiene ningún pudor y no se ha visto en una mejor. O que el pobre está confundido y ha decidido arrastrarla a ella en su deriva. En todo caso, llega un momento en el que las palabras son absurdas, es ella y solo ella la que se tiene que dar cuenta. La labor de una amiga en este proceso es estar a su lado para recordarle lo que era antes de que llegara el gilipollas, que su vida la componen muchas personas y momentos bonitos presentes y futuros y que antes no soltaba el móvil para hacer fotos de estos instantes en lugar de para estar atenta al mensaje de turno que la reclama. Tu trabajo es hacerle saber que no necesita a nadie para ser maravillosa.