Existen bastantes mitos alrededor de la higiene personal. Y uno de los más enraizados, uno de los que probablemente te lleve a mentir de vez en cuando para evitar la vergüenza social, es el que dice que debes ducharte todos los días de la semana. Porque no es así. Tal como explican desde El Confidencial, “los expertos consideran que una ducha al día no es perjudicial para el ser humano”, pero “a menos que se esté sucio o sudoroso o se padezca alguna enfermedad que obligue a una limpieza diaria, con ducharse varias veces a la semana sería más que suficiente”. En realidad, parece que la clave no está en la frecuencia semanal, sino en la duración de las duchas en sí.
¿Por qué cinco minutos?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la principal institución sanitaria del planeta, las duchas deben durar aproximadamente cinco minutos. Una cifra que, si eres como la mayoría de lxs mortales del mundo desarrollado, superas en cada ocasión por mucho. ¿O no es así? ¿Cuántas duchas te has pegado en los últimos meses de cinco minutos? Pocas. Muy pocas. Cuando había algo de prisa. El resto de veces te regodeas dentro de la ducha durante quince, veinte minutos o incluso más tiempo. Ya sea por la dulzura del agua calentita en el invierno o por el goce del agua fresquita en el verano. Es comprensible. Pero también un error por múltiples razones.
Entre ellas tu salud. Como apuntan desde ese mismo medio, “si alargamos el tiempo de la ducha podemos eliminar bacterias y microorganismos que protegen nuestra piel, provocando la aparición de piel seca y agrietada, irritada o con picor, que pueden generar infecciones o reacciones alérgicas”. Después de todo, esos microorganismos que habitan normalmente en tu piel, y en tu organismo en general, cumplen un montón de funciones importantes. Funciones que no han empezado a cumplir ahora sino hace miles de años. Han coevolucionado con tus ancestros. Y tu capricho de darte duchas de reinas y reyes, algo completamente contemporáneo, los está espantando del todo.
Piensa en el planeta
Además, también es muy importante, según la propia OMS, que intentes ducharte siempre con agua tibia y que emplees un jabón neutro y sin perfume, ya que resulta más saludable para tu piel. Se merece ser cuidada. Como también se lo merecen el resto de personas con las que compartes planeta y el propio planeta en sí. A fin de cuentas, las duchas excesivamente largas son un gasto innecesario de agua y de energía que cada año sabe peor. Porque el cambio climático es una realidad que ya tenemos aquí. Y aunque está claro que estos pequeños gestos diarios no van a cambiar las cosas, todo cuenta. Todo suma. Cuanto antes lo interioricemos mejor.