Por fin hoy se acaba el 2020 y todavía no he escrito mi lista de propósitos para el próximo año. Pero, ¿sabes qué? Esta vez, paso. Tengo varias razones de peso que justifican mi decisión. La primera es que 9 de cada 10 personas fracasan al intentar cumplir sus metas de año nuevo, según un estudio realizado por la Universidad de Scranton si has pensado en The Office al leer esto, te amo. La segunda es porque, parafraseando mi meme favorito, ya no ‘puerro’ más. Me da pereza anotar mis metas en un papelito que, seguramente, acabará olvidado y cubierto de motas de polvo bajo el sofá.
Al principio, pensé que era una rara por no seguir con la tradición de los propósitos, así que publiqué una encuesta en Twitter. ‘¿Habéis hecho la lista de propósitos para 2021?’, les pregunté. El 80% de la gente que participó me dio la razón. Tampoco iban a dedicar ni un minuto a pensar objetivos para su “nueva” vida.
Desconozco la causa de este resultado, pero algo me dice que la pandemia tiene algo que ver. Un estudio mundial de ViacomCBS revela que el 77% de los jóvenes se han replanteado su futuro desde que el Covid llegó. No me extraña. Yo lo he hecho dos veces al día mínimo desde marzo. ¿No notas que vives más que nunca el aquí y ahora? Esa necesidad incansable que teníamos de pensar en lo que iba a suceder más adelante, ha desaparecido o, por lo menos, ha cesado un poco. El famoso ‘carpe díem’ que tan popular fue en los estados de Tuenti, ahora está más presente que nunca. Seguimos reconsideramos lo que sucederá mañana, pero con los pies clavados en el hoy. Y eso, creo que es un cambio muy importante, además de beneficioso para nuestro bienestar emocional porque fantasear demasiado con el porvenir nos genera ansiedad y estrés.
Sabemos que el comienzo de un año nuevo tan solo es una excusa para fijarse unas metas que sabes que no vas a cumplir o que, en su defecto, solo conseguirás desempeñar, siendo muy optimista, durante una semana. La mayoría de gente lo hace cada fin de semana. ‘El lunes me pongo a tope con Patry Jordan’ o ‘venga, a partir de ahora solo voy a llorar los fines de semana pares’. Sí, yo también soy culpable. Lo hacemos todos. Nos flipa darnos unos días de margen para empezar el gran cambio y saludar a nuestra nueva versión mejorada y perfecta. La realidad es que, al final, nos quedamos viviendo en esos días previos que nos concedemos de tregua porque es que ahí se vive muy a gustito.
Repasemos cuáles son los propósitos más comunes. El primero es llevar un estilo de vida más saludable, es decir, comer mejor, hacer deporte y dejar o reducir los “vicios” tabaco, alcohol…. Al principio, sigues cuentas de Instagram de realfooders, compartes frases budistas en tus stories y te compras infusiones en Mercadona. Todo cambia cuando llega el primer fin de semana de enero que sales de fiesta y le cuentas a tus amigos/as lo motivado/a que estás con tu nuevo yo mientras te chupas el dedo para tomar MDMA.
Sara Barbeito, psicóloga y doctora en neurociencias, explica en un post de la UNIR que fracasar en los propósitos no depende de nuestra personalidad, ya que todos podemos cambiar. Barbeito propone algo muy interesante y es que analicemos nuestros fracasos para, básicamente, no cagarla otra vez. También ofrece unas recomendaciones para motivarte por si eres de esas personas que, a pesar de todo, va a seguir con su lista que lleva pendiente desde 2002. Ser racional y realista, darte tiempo y apoyarte en hábitos que ya tenías son algunas de ellas. Venga, que tú puedes.
Otro de los propósitos más frecuentes es el del amor: encontrar a esa persona especial con la que fingir que eres otro/a. Te recomiendo que escuches la intervención de Samantha Hudson en el programa ‘Felices 20’ en la que hablaba de la percepción del sexo en la actualidad. Te cuento un poco. Explicaba que hemos pasado del puritanismo a un lado totalmente opuesto en el que, si no eres muy sexual y no acumulas muchas conquistas, la sociedad cree que tienes un problema. Samantha no puede estar más en lo cierto, así que a la hora de plantearte tu vida amorosa para el 2021, piensa en qué es lo que quieres y necesitas tú realmente. Olvida a los demás.
Por último, están los típicos propósitos de viajar más y de aprender idiomas que van de la mano porque ambos requieren pasta y tiempo. Ya lo decía Aramís Fuster, ‘idiomas, querida’. Sí, son necesarios, pero tal y como está la situación económica y de salud pública, no creo que se puedan emprender largos viajes.
Después de todo esto no sé si te he ayudado a sentirte mejor por no querer escribir una lista de propósitos para el próximo año o he hecho que te pongas a buscar postits como si no hubiera mañana. Hagas lo que hagas, solo espero que en 2021 te vaya mejor que este año, aunque solo sea un poco. Nos merecemos que nos pasen cosas buenas y nos vayan bien las cosas. Si no, siempre te queda recurrir a la ropa interior roja para tener la suerte de tu lado. Ánimo y a por el 2021.