“Tía, eres súper profunda. Tus ojos revelan una riqueza interior increíble”, te dice ese chico feminista que toca el bajo en un grupo, lee poesía lationamericana y ha escrito unos versos “inspirado por ti”. Un tío prototípico que seguro que te has encontrado en Tinder. Ese que te trata bien, que lee, que quiere a su familia, que te entiende, que no tiene miedo de reconocer la ansiedad, el miedo, la inseguridad, que folla “con cariño” y te escucha los problemas. Es el tío que ha renunciado a la masculinidad tóxica, que es profundamente empático con las mujeres y las causas feministas. Este tío tiene un nombre, softboi.
La cuenta de Instagram Beam Me Up Soft Boi, con 200.000 seguidores, se dedica a recopilar las conversaciones de este tipo de tíos. Su creadora, Iona, Beam Me Up Soft Boi por el diario The Guardian sobre este tipo de tío, cuyo ejemplo más característico sería Kyle Scheible, el personaje que Timothée Chalamet interpereta en Beam Me Up Soft Boi.
“Un softboi es alguien con unos intereses que cree únicos o alternativos que le hacen sentirse superior a los demás. En los casos más extremos, suelen usar las emociones para manipular. Se pueden resumir en tres conceptos: alternativo. Complejo de superioridad. Explotador emocional”, explica. Al igual que el Joker es el icono de los incel un personaje que no es malo per se sino porque la sociedad le ha hecho así, ver Pulp Fiction, o escuchar The Cure, Radiohead o Lou Reed son los iconos de lo alternativo, por lo que son admirados por los softbois.
El problema de los softbois no es que sean emocionales o feministas. Al contrario, ojalá más gente lo fuera. Sino que pueden tener un profundo lado oscuro. Si te hacen ghosting, te dejan unas velitas de vainilla, porque quiere que lo eches de menos. “Deberías tener sexo conmigo porque soy súper alternativo”, es el principal argumento que usan para lograr su objetivo final follar y que denuncia Iona. “Además, pasan a la descalificación machista rápidamente si los rechazas y te sueltan un comentario que no coincide con esa imagen ‘feminista’ que intentan vender como, por ejemplo, ‘pues tú debes ser una de esas mujeres emocionalmente dependientes que no son nada en la vida’”.
“La diferencia entre un softboi y un tío decente con inteligencia emocional es que el softboi intentará usar sus gustos nicho para elevarse sobre la gente. Creen que valen más que los demás y que todos deben rendirles pleitesía porque son diferentes”, asegura Iona. Es, en el fondo, la reinvención del machito en los tiempos del feminismo. Ahora el macho ibérico ya no se lleva ¿a quién le pondría un calco millennial de Bertín Osborne?, si quieres follar tienes que mostrarte simpático, cariñoso, empático y acorde a las sensibilidades del siglo XXI. Y los softbois lo saben y lo usan a su favor.
Es una figura al alza que se da por este contexto social de auge del feminismo entre los jóvenes según el Barómetro Juventud y Género, el 37,3% de los hombres jóvenes españoles se considera feminista. Iona da algunos consejos para reconocerlos: ¿tiene el nombre de bandas alternativas en su bio de Tinder? ¿Solo compra en segunda mano, vintage y lleva looks que desafían la masculinidad prototípica pero diseñados específicamente para enseñar sus músculos? ¿Te cuentan sus problemas pero te dicen que “puedes ayudarles a sentirse mejor”? ¿Hacen fotos artísticas de mujeres desnudas porque “el cuerpo femenino es la mayor obra de arte”? ¿Es feminista y tiene que recordarte constantemente lo importantes que son tus derechos para él? Huye, probablemente escucha Bon Iver y es un softboi.