La discoteca Waka, en Sant Quirze del Vallés, es sin duda la más polémica de Catalunya y no gana para apariciones, casi nunca positivas, en las noticias. Violaciones, agresiones racistas de los porteros, peleas... La última de ellas fue la macrorredada que hicieron los Mossos el sábado pasado en la discoteca, en la que identificaron a 900 personas (casi todas las que había en el local) y denunciaron a 10 por posesión de drogas. ¿Te imaginas estar pasando un buen rato en una discoteca y que la fiesta se pare para que identifiquen a todos los presentes?
Pues eso fue más o menos lo que pasó. Eran las dos de la madrugada, el comisario jefe de los Mossos Eduard Sallent estaba presente, se apagó la música, se encendieron las luces y se anunció por megafonía que se procedería a identificar a los asistentes. Los propios Mossos colgaron el vídeo de la redada en Twitter y recibieron muchas críticas tanto por la forma de venderlo, incluso con imágenes aéreas, como por la redada en sí, puesto que consideran excesivo identificar a tanta gente.
La discoteca ha ido más allá y ha asegurado que hay una intención oculta de desprestigiarla y ha anunciado que irá a los tribunales por una redada que consideran del todo desproporcionada.
Ahora bien, no se puede decir que los dueños de la discoteca sean unas víctimas y se hayan comportado de manera siempre ejemplar. El 29 de noviembre de 2021, una disputa con un joven que quería entrar en la discoteca se saldó con una paliza brutal de los vigilantes, que llegaron incluso a atarle de pies y manos con bridas mientras le pegaban. Unas semanas antes, en la misma discoteca denunciaron una agresión racista de la cual circularon vídeos por las redes.
No era la primera vez. En 2019, unos vigilantes también dieron una paliza a un joven, de nuevo con vídeo filtrado en las redes incluido, y ese mismo año, unos meses antes, un joven difundió que no le habían dejado entrar por motivos racistas y el conseller de Asuntos Sociales de Catalunya, Chakir el Homrani, se comprometió a investigar el caso públicamente.
En los últimos meses las malas noticias vinculadas a la discoteca Waka no han sido responsabilidad del local de ocio. Durante las fiestas navideñas del año pasado, se filtró un vídeo de una menor practicando una felación. La madre y la chica denunciaron la difusión de los vídeos.
Días antes, de nuevo, fue denunciada una pelea que también contó presuntamente con una agresión racista por parte de los vigilantes. Días después, hubo protestas delante del local, con bengalas incluidas, acusándolos de racismo.
En julio del año pasado, los Mossos también iniciaron una investigación por una violación denunciada por una joven en la discoteca. Es escándalo tras escándalo, delito tras delito y operación policial por operación policial, por lo cual las autoridades quieren cerrar esta discoteca ubicada en un polígono industrial, aunque todavía no lo han conseguido.