Lo mejor del podcast de la Pija y la Quinqui con Pedro Sánchez es, sin duda, poder sentir que rompes una barrera de verdad con el presidente del Gobierno y que se muestra distendido, tranquilo y abierto. ¿Un poco estudiado y más márketing que verdad? Puede ser. Pero incluso así, es una hora que se pasa volando, con buenas risas y con momentos que sirven para conocer mejor al candidato a la reelección.
La música se lleva gran parte de la conversación y el repaso por los gustos de Sánchez es realmente interesante. Sánchez destaca a Fred Again o a los españoles Menta o Bronquio, mientras que los podcasters se muestran admirados por su gusto por Caroline Polacheck o Beach House y Carlos (la pija) le llega a decir que tiene gustos musicales “de homosexual deprimido”. “No aguanto el reggaetón”, dice Sánchez, eso sí.
Sánchez lo encaja todo con humor y explica que su pasión por la música le llega por los podcasts de Radio 3 y les pregunta a lxs jóvenes cómo llegan ellxs a la música. Ahí se ve un pequeño salto generacional porque con las redes y lxs amigxs ya tiran musicalmente.
Hablando de música llegan dos momentos estelares del podcast. En el primero, la Quinqui le insiste a Sánchez para que pida que Taylor Swift venga a Cartagena, después de que Carlos haga una vez más muestra de su momento fan con la cantante, que solo vendrá a Madrid. “No tengo tanto poder como presidente”, rebaja Sánchez.
Cuando el presidente les pregunta si escuchan a alguien de su época, llega el momento más desternillante del podcast. “Serrat”, dice la quinqui, “Perales”, dice la pija, en un momento en que Sánchez ya se está tronchando de risa, pero la cosa llega al absurdo cuando la Quinqui dice: “Beethoven, me las sé todas, las sé tocar con la flauta”.
El momento unboxing tampoco tiene desperdicio. Ver a Pedro Sánchez sacando regalitos de una bolsa de la Presidencia española de la Unión Europea (que seguro que le ha salido gratis, hay que decirlo) es bastante divertido. Saca una botella, una agenda, un fular, un abanico... “Parece navidad”, dice Carlos.
Aunque el momento álgido llega viendo a Pedro Sánchez comiendo pizza fría. Se nota que le cuesta, que ya no está acostumbrado a estas penurias, pero estoicamente Sánchez come la pizza cojonuda de Luna Rossa (a la que le pusieron ese nombre después de que se rescatara un tweet del propio Sánchez en el que decía que la pizza era “cojonuda”). Y hay pocos momentos en que alguien se muestre más cercano que comiendo pizza. Y fría.
Sánchez, además, no sabía que le había puesto ese nombre a la pizza (años después), así que aprovecha para bromear con que tendría que ser más cara o bien tendrían que pagarle unos royalties por usar ese nombre y haberla “hecho mundial”.
También es un gran momento cuando repasan los memes que le dedican como Perro Sanxe y el propio Sánchez reconoce que le gusta mucho uno que dice “más sabe Perro Sanxe por perro que por Sanxe” En fin, un buen rato y un buen punto para su campaña.