Actualmente, por un año de trabajo solo tienes derecho a un mes de vacaciones. Puede variar entre 28 a 33 días según si son laborales o naturales. Después, como mucho, tienes los festivos que marca el calendario, que si los consigues pillar todos son un mes y medio. A pesar de que las vacaciones son un derecho conseguido por el movimiento obrero, seguimos teniendo menos vacaciones que un campesino de la Edad Media. Otro gran logro del capitalismo.
Hay que tener en cuenta que el nacimiento del capitalismo se empieza a gestar con la caída del feudalismo. Antes, durante la Edad Media se vivía con una economía de subsistencia, es decir, se trabajaba solo para cubrir las necesidades básicas.
Como consecuencia, un campesino de la Inglaterra medieval solo trabajaba dos terceras partes del año, es decir, se pasa un tercio del año a descansar. Lo que equivaldría unos cuatro meses de vacaciones. En el caso de la España feudal, el período de descanso aumentaba a cinco meses. Ni en el cole teníamos tantas vacaciones. Por otro lado, en Francia se tenían hasta 90 días libres, a los cuales se sumaban 58 domingos de descanso y 38 días festivos.
Todo esto lo recoge la economista y socióloga Juliet Schor en su libro “The Overworked American: The Unexpected Decline of Leisure”, en el que investigó como era el descanso de los trabajadores antes de la Revolución Industrial. Si no había suficiente con las vacaciones, Schor también ha estudiado como era la jornada laboral de entonces. Un día de trabajo en esa época equivalía a media jornada actual, excepto cuando era la época de la cosecha, momento en el que se trabajaba de 8 a 12 horas diarias.
Imagínate todo el tiempo libre que tenían para ellos, aunque seguramente pasaran gran parte del tiempo en la taberna. Y nosotrxs aquí nos creemos súper disruptivos por querer reducir la jornada laboral a 4 días. Entre los siglos XIII y XIV, los campesinos trabajaban unas 1.440 horas al año. Aunque los trabajadores serviles lo hacían durante 175 días al año y los mineros 180.
Seguramente el tema de los descansos laborales sean de las pocas cosas que nos interese recuperar de aquella época. También sirve para desmentir un poco el mito de que la Edad Media fue una época muy oscura, porque como podemos comprobar, nos demuestra que estar tanto tiempo trabajando no es tan “normal” como la sociedad quiere mostrarnos.