Japón busca frenar su crisis de natalidad con guarderías gratuitas

También reducirá la jornada laboral a cuatro días

En 2023 Japón registró su octavo año consecutivo de caída en los nacimientos, con un descenso del 5,1%. Con una población envejecida y una natalidad en mínimos históricos, las autoridades están buscando soluciones urgentes. ¿La última propuesta? Guarderías gratuitas para todos los niños en edad preescolar en Tokio, una medida pionera que apunta a aliviar la carga de las familias jóvenes.

La medida, que beneficiará tanto a primogénitos como a los segundos y terceros hijos, busca eliminar barreras económicas y fomentar que las familias se animen a tener más hijos.

Actualmente, ya existen subsidios para cubrir parte del cuidado infantil en Japón, pero están sujetos a ciertos requisitos como los ingresos familiares o la edad de los hijos mayores. Ahora Tokio quiere ir un paso más allá: gratuidad universal y sin distinciones. Si el plan se concreta, la capital nipona será la primera en aplicar esta medida a nivel nacional, marcando un hito en su lucha contra la crisis de natalidad.

Pero la cosa no queda ahí. Tokio también está aplicando nuevos modelos de trabajo que favorezcan la conciliación. En abril de 2024, entrará en vigor una semana laboral de cuatro días para los empleados del gobierno metropolitano. La idea es simple: si las personas tienen más tiempo libre, podrán dedicarlo a su familia, reducir el estrés y, quién sabe, quizá animarse a ampliar la descendencia.Además, se están planteando horarios laborales más flexibles para los padres con hijos en edad escolar.

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Las iniciativas de Tokio muestran un compromiso claro con atacar la raíz del problema. Ya en 2023, la ciudad había experimentado con la gratuidad de las guarderías, aunque solo para los segundos hijos de hasta dos años. Ahora, la ampliación del beneficio a todos los niños preescolares refleja un esfuerzo redoblado por revertir una tendencia que parece inamovible.

El éxito de estas políticas, sin embargo, dependerá de su implementación y de si realmente logran cambiar la percepción de las familias sobre los costos y sacrificios asociados a tener hijos. Después de todo, los desafíos no son solo económicos, sino también culturales y sociales, en un país donde las largas jornadas laborales y las expectativas sociales pesan como una losa.

La iniciativa de Tokio no solo es un intento por mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, sino también una estrategia para asegurar su sostenibilidad como sociedad. Con medidas como guarderías gratuitas y horarios laborales más humanos, la ciudad está dando un mensaje claro: tener hijos no debería ser un lujo.