La emisión humana de gases de efecto invernadero es la principal responsable del calentamiento global y del cambio climático que está experimentando el planeta. De ahí que su reducción sea trascendental para no agravar una problemática que amenaza con poner en serias dificultades a muchos países del mundo en las próximas décadas. Y eso exige sacrificios. Como el compromiso de casi 200 países, en octubre de este año, de implementar soluciones para disminuir la contaminación en sus respectivos sectores de aviación. De momento, solo un país está cumpliendo su promesa: Francia, que prohibirá los vuelos para las que exista una alternativa óptima en tren.
La medida, promovida por el gobierno francés, fue aprobada la semana pasada por la Comisión Europea. Como explican desde el medio Travel + Leisure, "la prohibición se aplicará a las rutas cuando haya un tren disponible que tarde menos de dos horas y media". Es decir, que el país mantendrá lógicamente los vuelos de larga distancia para conectar sus puntos más distantes, pero dirá adiós a esos vuelos de corta distancia a los que tanto nos hemos acostumbrado en las últimas décadas y que suponen una emisión tremenda e innecesaria de dióxido de carbono. El tren, un transporte mucho más sostenible, será impulsado intensamente en todo el territorio galo.
En concreto, y como añaden desde este medio, "tres rutas se verán afectadas: entre el aeropuerto de París Orly y el de Burdeos, entre el de París Orly y el de Nantes y entre el de París Orly y el de Lyon". Aunque la decisión no es permanente. Durará tres años, pero sus efectos serán revisados a los dos. Quizás la eliminen tras dicho periodo. Quizás la extiendan. De momento, se trata de un experimento inédito en Europa que podría impulsar a otros países a adoptar medidas similares. Como expresó recientemente el propio ministro de transporte francés, Clément Beaune, "Francia es pionera con esta medida resultante de la Convención de los Ciudadanos por el Clima".
Pero una cosa está clara: para que la ciudadanía la apoye deberá haber una buena infraestructura de trenes que haga que nadie eche de menos esos pequeños vuelos. En ese sentido, escribió la Comisión Europea en su dictámen de aprobación, "futuras mejoras en los servicios ferroviarios, con servicios que operen con suficientes frecuencias y horarios adecuados, en particular a efectos de conexión de vuelos, permitirán prohibir estas rutas áreas" sin más complicaciones. De hecho, algunas de estas mejoras podrían llevar a la prohibición de más rutas aéreas cortas como la que conecta Charles de Gaulle con Rennes o la que conecta Lyon con Marsella. Todo por el planeta.