Así puedes superar tu fobia a las llamadas telefónicas

Parte de la terapia consiste en dejar de enviar mensajes de texto durante días

La generación milenial creció con las llamadas telefónicas. Primero con el teléfono fijo de casa. Luego con aquellos primeros móviles en los que las llamadas y los SMS eran la única alternativa de comunicación. Desarrollaron las habilidades básicas necesarias. Hoy, aunque explotan las bondades de la mensajería instantánea, no tienen demasiados problemas para afrontar una llamada cuando es oportuno. No obstante, para parte de la generación centenial la cosa es muy diferente: crecieron en un mundo en el que el dominio de los mensajes de textos es total, por lo que las llamadas les producen fobia. Y la experta Mary Jane Copps se dedica a ayudarles a superarla.

Hace 16 años, cuando las llamadas aún no eran una práctica en desuso, esta coach montó una consultora llamada The Phone Lady “para ayudar a las empresas a mejorar las habilidades telefónicas de sus empleados”, apuntan desde Business Insider. Después de todo, muchas de las negociaciones, muchas de las colaboraciones y muchos de los servicios de atención al cliente pasaban y pasan por ahí. En la actualidad, el desafío de Copps es mucho mayor, puesto que “a la generación Z nunca se le han enseñado estas habilidades”. De hecho, ni siquiera tienen teléfono fijo en casa. Y cada vez que suena el timbre de la llamada en sus teléfonos móviles comienza la odisea.

Terapia de choque: no envíes mensajes, llama

”Como tienen mucha menos experiencia hablando por teléfono se sienten menos cómodos. Eso predispone a las personas vulnerables a la ansiedad social si se ven en esa situación”, explica en ese mismo medio Alison Papadakis, directora de estudios psicológicos clínicos de la Universidad John Hopkins, Maryland (Estados Unidos). Para combatirlo, Copps, que cobra aproximadamente 450 euros por solo una hora de coaching individual, impulsa a lxs jóvenes con fobia a las llamadas telefónicas a una serie de prácticas que poco a poco van derribando barreras. “Durante los próximos tres días no quiero que envíes mensajes de texto a nadie”. Solo vale llamar.

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Tiene sentido. Una llamada del trabajo impone mucho. Ya no solo por el medio, sino también por el contenido de la conversación y por lo que representa la otra persona. Así que comenzar con los colegas es un buen paso. También con la familia. Como dice Copps, muchxs de ellxs “ni siquiera están acostumbrados a hablar por teléfono con su madre”. Simplemente no lo hacen. Leer Mamá en la pantalla del teléfono junto al simbolito de llamada les impone. Prefieren un audio. No obstante, está claro que lo peor de las llamadas telefónicas para quienes tienen temor a las mismas es la incertidumbre. “¿Y si alguien me hace una pregunta y no sé la respuesta?”. Que te pillen desprevenidx.

Copps tiene otro truco para vencer eso: realizar llamadas improvisadas a sus clientes. Sin preaviso. Sin tiempo para que se preparen. Sin guion. Sin embargo, esta incertidumbre es demasiado para algunas personas, así que la experta establece ciertas reglas: “Si la gente no está preparada para contestar al teléfono, establezco un horario en el que les llamo al azar y mantengo conversaciones para practicar”. Como todas las fobias, no la superarás en dos días, pero exponiéndote a ellas avanzarás paso a paso. Eso sí, quizá no necesites a una coach súper cara, sino a unx profesional de la psicología especializado en fobias. Lo que ocurre es normal, pero no inevitable.