Cuando piensas que no puede haber en el mundo bicho más raro que tú, te encuentras con que existen una inmensa cantidad de fobias que afectan a las personas y que ni siquiera se te habían pasado por la cabeza. Miedo a la risa, a los espejos, a los árboles, a las verduras, al número ocho, a las erecciones… ¡Madre mía, pero si el mundo está lleno de raritos! El miedo es algo inherente al ser humano, y es por eso que se dice que puede haber tantas fobias como personas. No obstante, hay una maldita fobia que afecta al común de los mortales. Empieza con una sensación de malestar y angustia los domingos por la tarde y no remite hasta el martes por la mañana: sí, es la fobia a los lunes.
Los médicos la llaman deuterofobia, y han demostrado gracias a un estudio que el 72% de las personas tiene un mayor desgano los lunes. Así que si te encuentras dentro de ese porcentaje, lo sentimos mucho, deuterofóbico, no tenemos la solución para pintar los lunes de color rosa. Sin embargo, aunque tengas que trabajar o estudiar, sí podemos ofrecerte algunos planes para que las horas de ese dichoso día pasen más rápido.
1. Engancharte a una buena serie
Aprovecha para preguntar en el trabajo o en clase a tus compañeros qué series siguen. Solo necesitas un bol de palomitas y una buena manta con la que enrollarte en el sofá y dejar que las horas pasen el lunes por la tarde. Es totalmente opcional pero muy recomendado encontrar a un compañero de serie para poder intercambiar impresiones, sobre todo cuando mueren personajes que te encantan y demás OMG inesperados.
2. Usar tus manitas y desenterrar tu creatividad
Cuando teníamos cinco años, la plastilina, las ceras y las témperas lo eran todo para nosotros. Y ahora con veintitantos, ¿cuándo fue la última vez que le pusimos color a nuestra vida? Déjate de escusas y hazte un DIY de lo que sea. Ahora que se acerca la Navidad puedes aprovechar para hacer adornos y decorar la casa de la manera más creativa posible.
3. Deja que las palabras despierten tu imaginación
Si hay algo que consigue hacer que las horas pasen volando es un buen libro. Aprovecha el lunes por la tarde para viajar y conocer lugares insospechados desde el salón de tu casa. Piérdete entre sus páginas y encuéntrate a ti mismo entre sus palabras.
4. Dale el gusto a tu paladar
Cocinar es entretenido y placentero, sobre todo después, cuando pruebas bocado. Un lunes por la noche puede ser el momento perfecto para invitar a unos pocos amigos a casa y hacerte el masterchef cocinando algo rico para ellos. Y si resulta que no eres tan buen cocinero como crees, no pasa nada, porque los buenos amigos dejarán siempre el plato limpio y te alabarán. Crucemos los dedos para que no los envenenes.
5. Un paseo por la ciudad
Aprovecha que los lunes está todo abierto para hacer una visita turística por tu ciudad. Puedes ir a ese museo que todavía no has pisado o recorrer callejones y zonas del casco antiguo que ni siquiera te habías fijado que estaban ahí.
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