Si estás en los albores de una nueva relación, o picoteando aquí y allá desde la soltería, no necesitas demasiado jugueteo para ponerte a cien en cada encuentro sexual: la propia novedad sirve como afrodisiaco. Pillas a la otra persona con ganas sí o sí. No obstante, y aunque a veces cueste reconocerlo, las cosas son diferentes cuando llevas mucho tiempo saliendo con alguien. Incluso si te encanta. Tras tres mil polvos todo pierde un poquito de interés y comienzas a necesitar pequeños estímulos extra para motivarte libidinosamente. Y uno muy interesante, y que probablemente aún no hayas probado, es el que propone la técnica del sploshing: una mezcla mágica de comida y sexo.
En concreto, y según explican desde Trendencias, “el sploshing es una técnica sexual que consiste en usar alimentos y bebidas de diferentes texturas durante la práctica sexual”. Y no hay límites. Lo mismo puedes untar nutella en el pecho de tu pareja sexual para lamerla y comerla a tu ritmo que puedes ponerte unas patatas fritas en el ombligo para que la otra persona se las coma. Todo depende, dicen desde dicho medio, de “vuestra imaginación y tolerancia al pringe”. Quizás a la mayoría de gente no les ponga en absoluto untarse en alioli o beber cerveza de la espalda de alguien, pero si a ti sí, si encuentras excitante eso, deberías experimentarlo. Fuera prejuicios. Dentro comida.
¿Sí? ¿Te mola la idea? En ese caso, deberías seguir una serie de pasos para que salga guay, el primero de los cuales es de cajón: hablarlo con la otra persona fondo para que no haya sorpresas. Al fin y al cabo, no mola que te pongan nata en los pezones o chocolate en las nalgas si no has sido avisadx. Es un por la cara. En este sentido, añaden desde Trendencias, “es importante que ambos estéis de acuerdo con la práctica y que los dos sepáis de qué va el juego”. Además, aunque un consejo clave es el de experimentar con las texturas, las temperaturas y los olores, no olvides consensuarlo. A tu pareja puede interesarle el sploshing pero no con los mismos ingredientes que tú. Háblalo.
”Lo segundo que necesitas es querer pasártelo bien y tomarte esta práctica como un juego en el que lo más importante es divertirse”. No estás en una película porno. Ni en la escena erótica de una peli de Hollywood. Es tu habitación. Sois vosotrxs dos. Y probablemente os de la risa en algún momento al veros lamer miel o helado de los pies de la otra persona. Es normal. Es parte del juego. Lo tercero, busca un sitio en el que no os importe manchar. Es esencial que estéis full relajadxs. Por último, alejaos de los genitales, porque “ciertos alimentos podrían alterar el pH o provocar alguna irritación e incluso una cistitis”. Centraos en otras zonas erógenas. Dejad lo mejor para el postre.