Podríamos decir que existen dos grandes estados de soltería. Ese en el que estás a otra, vacíx de intereses sexuales, ajenx a las cuestiones del amor, y aquel otro en el que andas con la boca babeando de apetito libidinoso y los colmillos bien afilados. Si estás en este último, es probable que sientas que solo un buen polvo con otra persona podría satisfacer esa necesidad tan imperiosa que cargas a cuestas. No obstante, y como explica la periodista especializada en sexualidad Felicia Hershenhorn en una publicación para Poosh, es una mentira que ha calado hondo en nuestra sociedad: en realidad, puedes disfrutar de una vida sexual plena en soledad. Solo necesitas cambiar el chip.
Porque “la pornografía y las representaciones culturales nos han enseñado a pensar más en cómo se ve el sexo que en cómo se siente: el sexo es entonces en gran medida performativo, y nos convertimos en espectadores de nuestros propios encuentros sexuales”. Estás acostumbradx a follar teniendo muy presente siempre tu actuación, tus movimientos, tus palabras, tus sonidos, tus gestos... Y eso termina, de una forma más evidente o más velada, por afectar también a la manera en la que te proporcionas placer a ti mismx. Incluso en la intimidad de tu habitación, en tu cama con la mano trabajando duro ahí abajo, no puedes desconectar de cierta sensación de exhibicionismo.
Lo que hay que trabajar
Y es precisamente ahí donde debes trabajar. En palabras de Hershenhorn, “la masturbación es un enfoque profundamente personal para comprender el alcance del potencial de placer de tu cuerpo” ya que “no tienes que pensar en las preguntas que crean ansiedad o distraerte pensando en cómo te perciben los demás”. No importa si la luz te hace flacx o gordx. Si tu postura queda un poquito ridícula. O si los ruidos que salen de tu boca, o de cualquier otro lugar de tu cuerpo, son atractivos o no. Puedes concentrarte en ti. Enteramente en ti. Pero para eso debes comprometerte contigo mismx y permitirte ser como eres y explorar sin filtros. Revela tu verdadero yo sexual.
Pero no es una cuestión únicamente física. El órgano sexual más importante de tu cuerpo es la mente y, por lo general, suele excitarse mucho más en compañía de otras personas que en soledad. En este sentido, Hershenhorn te recomienda crear dinámicas de autoexcitación como “tener una cita contigo misma, admirar tu cuerpo en el espejo, reafirmar tu propia belleza, ver porno [ético] o construir fantasías mentales” con tranquilidad y dedicación. La idea, añade, es que hagas por ti lo que te gustaría que te hiciera una pareja sexual, pero diez veces mejor por el simple hecho de conocerlo todo en detalle. El sexo en soledad no es ningún sucedáneo. Es sexo en toda regla.