La postura de perrito es una de las más populares y, para muchísimas mujeres y muchísimos hombres, también de las más estimulantes y más placenteras. Pero algunas mujeres suelen sentir ciertas molestias e incluso dolor mientras la practican, lo que obviamente les corta bastante el rollo. ¿A ti también te ocurre? Pues según Courtney Virden, experta en el fortalecimiento del suelo pélvico, la razón principal por la que te puede estar pasando eso es precisamente la tensión excesiva en los músculos del suelo pélvico, una condición que lxs especialistas conocen como suelo pélvico hipertónico: dichos músculos permanecen tirantes y no pueden relajarse durante la penetración.
¿Cómo solucionarlo? En primer lugar, debes tratar de relajar el suelo pélvico a través tanto de tu cerebro como de tu postura. “Concéntrate en tu suelo pélvico cuando estés en la postura de perrito e imagínate cómo se estira. Ajusta la inclinación de tus caderas y encuentra la posición exacta que resulta mejor para ti”. Olvídate de intentar que tu postura resulte canónica y encaje con lo que suele verse en el porno. Aquí lo importante es tu comodidad y tu placer. No como te veas. Además, seguro que la vista que tiene la otra persona de ti es espectacular estés un poquito más o menos contorsionada. Relájate de verdad. La preocupación excesiva favorece el suelo pélvico hipertónico.
En segundo lugar, aprovecha el poderío de tu respiración, capaz de influir profundamente en el estado de tensión de tus músculos, incluidos los del suelo pélvico. En concreto, Virden recomienda concentrarse en la respiración diafragmática: “mientras inhalas hondamente, visualiza y siente cómo el suelo pélvico baja y se relaja suavemente”. Porque la respiración superficial es un obstáculo. Hace que los músculos de tu suelo pélvico se pongan rígidos. Además, esa tensión puede provocar sequedad, lo que incrementa las molestias. En este sentido, la experta te aconseja utilizar lubricación para que haya menos fricción durante la penetración y la disfrutes más. Es su tercer truquito.
El cuarto y último consiste en encontrar una profundidad y una velocidad de penetración cómodas. Una vez más, no te comas la movie que los vídeos porno y muchos hombres -desgraciadamente educados mediante esos mismos vídeos porno- te cuentan. No tienes que ponerte estilo doggy y permitir que la otra persona te la meta con empujones fortísimos a la velocidad de un conejo. En palabras de Virden, “en esta posición tu pareja sexual puede penetrar tan profundamente que toque el cuello uterino, lo que puede resultar doloroso para algunas mujeres”, por lo que es clave “comunicar la velocidad y profundidad que deseas”. No eres una muñeca. Deja claras tus preferencias.