La hierba medicinal antigua que potencia la sexualidad femenina

Aumenta el apetito sexual, reduce las sensaciones de dolor y facilita los orgasmos

Hace casi 2.000 años, en la Antigua Roma, el médico y farmacólogo Pedanius Dioscórides escribió maravillas de las flores de lavanda del árbol Vitex agnus-castus en su ensayo De Materia Medica, el primer libro médico de todo Occidente. Sin embargo, y por alguna razón que se desconoce, poco a poco fue calando la idea de que los frutos de esas flores reducían la libido sexual en las mujeres y empezó a usarse para favorecer la castidad sexual. Un error. Porque, como acaba de demostrar un equipo de investigadores iraníes, Pedanius estaba en lo cierto cuando señaló a las bayas del Vitex agnus-castus como unas excelentes potenciadoras de la sexualidad y de la salud de las mujeres.

En concreto, los autores del estudio proporcionaron 4 miligramos de bayas secas en polvo al día a 56 mujeres iraníes sanas, así como un placebo a otras 56 para contrastar los efectos. Después de 16 semanas, y como señala el periodista especializado en sexualidad Michael Castleman en un artículo para Psychology Today, "las mujeres que tomaron bayas de árbol casto mostraron varios beneficios sexuales que fueron estadísticamente significativos: aumento del deseo sexual, excitación erótica más fácil, más autolubricación vaginal, menos dolor relacionado con el sexo, orgasmos más fáciles, mayor rendimiento general y mayor satisfacción sexual". No está nada mal para un fruto.

También alivia el dolor menstrual

Pero es que los beneficios de las bayas del árbol casto, cuyo nombre resulta bastante irónico a la vista de sus verdaderos efectos, no se limitan al plano estrictamente sexual. También parece ser efectivo en la prevención del síndrome premenstrual, en el alivio del dolor de senos durante la premenstruación y en el alivio de los sofocos y de otras molestias habituales durante la menopausia. Además, y aunque hay investigaciones con conclusiones diferentes, el consumo de esta hierba medicinal podría también aumentar la producción de leche durante el periodo de lactancia. De hecho, es el gran beneficio que señalaba el bueno de Dioscórides dos milenios atrás en aquel ensayo.

En cuanto al origen de todas estas propiedades prosexuales y prosalud femenina, Castleman señala a la activación de la glándula pituitaria por parte de la baya del árbol seco. Más específicamente, dice, esta hierba antigua actúa "aumentando la producción de la hormona luteinizante y disminuyendo la secreción de la hormona estimulante del folículo", unos cambios que "influyen en el equilibrio de las hormonas sexuales femeninas, reduciendo los niveles de estrógeno y aumentando los niveles de progesterona". Y pensar que, durante la Edad Media, las flores de este árbol se echaban a los pies de sacerdotes y monjas para potenciar su castidad de por vida... Debieron pasarlo muy mal.