El masaje yoni, la práctica que genera mucho placer en la cama

Puedes recibirlo de unx profesional, de una pareja romántica o sexual o directamente de ti misma si lo prefieres

La ciencia moderna no ha inventado todos los métodos sanadores del mundo. Algunas prácticas, como las orientales, cuentan en ocasiones con cientos e incluso miles de años de recorrido. Una especialmente útil para liberarte del estrés y reducir tus dolores es, según cuentan en el medio especializado en bienestar femenino Poosh, el masaje vaginal, más conocido en la cultura espiritual oriental como masaje yoni. No solo te alivia de la presión física y mental, dicen, sino que además “intensifica los orgasmos, ayuda a sanar los traumas sexuales y mejora la vida sexual en general”. Además, y en algunos casos, te llevas de regalo un orgasmo in situ. Y eso siempre es bienvenido.

Para disfrutar de este tipo de masajes tienes tres opciones. “Muchas mujeres practican el automasaje yoni, pero se siente más calmante y más sensacional cuando una pareja lo hace por ti. Técnicamente, también puedes acudir a unx profesional, aunque es un poco más difícil de encontrar” y quizás no te sientas tan cómoda. En cualquier caso, y según cuenta en el citado medio la terapeuta sexual Aliyah Moore, experta en Estudios de Género y Sexualidad, el procedimiento es siempre el mismo. Puedes interiorizarlo tú misma para realizarlo o, mucho mejor, explicárselo a tu pareja romántica o a tu pareja sexual para que te lo practique. Será un regalo muy pero que muy bonito.

Uno que debe comenzar con un masaje general en todo el cuerpo. El motivo es que necesitas estar verdaderamente relajada antes de que las manos de nadie empiecen a tocar tu región genital. Eso de ir directos al grano no funciona aquí. En concreto, parece ser muy importante el masajeo de los músculos abdominales, pues “ejerce presión sobre el suelo pélvico y ayuda a liberar la tensión vaginal”. Ahora lo lógico sería tirar hacia abajo, pero Moore recomienda tomar un desvío y masajear los senos para estimular sexualmente. Una vez hecho, y en eso tú debes guiarle, podrá moverse lentamente hacia tu vagina sin prisa, masajeando las caderas y la parte interna de los muslos.

En este momento la tarea es doble. Tú debes mantener una pauta respiratoria profunda y la persona que te masajea, si no eres tú misma, ha de iniciar el masajeo en los labios externos e internos. Pero con serenidad. No se busca necesariamente el orgasmo. Eso es tan solo una posible consecuencia. Se busca la relajación muscular y nerviosa. En este sentido, dice Moore, “circunda tiernamente el clítoris con diferentes niveles de presión y diferentes movimientos lentos”. Es esencial aquí la comunicación: tú puedes indicarle qué áreas necesitan más atención y más sanación. Te lo des tú misma o lo haga otra persona, aprovecha para conectar contigo. Es la clave del masaje yoni.