El día que tanto temíamos ha llegado. Desde el 1 de noviembre se ha terminado eso de subir una maleta o mochila de mano rollo 55x40x20 a los aviones de Ryanair. La aerolínea irlandesa ha puesto en marcha una política que obliga a lo pasajeros a pagar entre seis y ocho euros por estos bultos, permitiendo únicamente portar de manera gratuita durante el vuelo un bolso, maletín o maleta pequeña de 40x20x25. La medida, que ha despertado numerosas críticas en redes sociales, afectará a todos los vuelos de la compañía, incluidos todos aquellos reservados desde el 1 de septiembre.
En concreto, esta nueva política plantea dos escenarios diferentes. Por un lado, quienes contraten el embarque prioritario, que cuesta seis euros, podrán subir una maleta de mano al avión. Por el otro, quienes no lo hagan deberán abonar ocho euros extra cuando reserven el vuelo en la web de Ryanair. De todas formas, no la llevarán consigo sino que irá en la bodega del avión, lo que obligará a esperar para recogerlas en las cintas de equipaje una vez finalizado el vuelo. Además, estas maletas deberán facturarse antes de pasar los controles de seguridad o la cuantía para subirla al avión ascenderá hasta los 25 euros.
La compañía irlandesa ha explicado que este movimiento no responde a una cuestión económica. En su lugar, las motivaciones son “reducir los retrasos en los vuelos y abaratar el coste del equipaje facturado”. Y si bien es cierto que hasta ahora los trabajadores de tierra de la aerolínea low cost tenían que etiquetar a pie de avión hasta 120 maletas, provocando así retrasos en los plazos de entrega de hasta 25 minutos, resulta sospechoso que este aumento de los costes coincida en el tiempo con la mejora de las condiciones laborales de sus empleados —motivada por las huelgas—.
No obstante, parece que no todos los países están dispuestos a tolerar esta medida. La autoridad garante de la competencia del mercado en Italia informó el mismo 1 de noviembre de su decisión de no permitir que aerolíneas como Ryanair o Wizz Air cumplan sus planes de cobrar dinero extra por el equipaje de mano. Según el organismo, este sobrecoste debería estar incluido en la tarifa estándar porque aplicarlo después es “una representación falsa del precio real del billete” que “no permite comparación real con las tarifas de las demás compañias”, por lo que está “engañando al consumidor”. La pregunta es: ¿hará España lo mismo?