No lo puedes negar, tú también lo has hecho. Te encanta hablar, rajar y/o despotricar de los demás y no solo de los famosos que salen en los programas del corazón, también de tus compañeros de trabajo, tus amigos o de los vecinos. No pasa nada, es normal, pero ahora ‘se ha dado la vuelta a la tortilla’ y eres tú el objetivo de los chismorreos. Tranquilo, no pasa nada, es y eres normal.
Según cuenta la psicóloga Mercedes Alba, “todos tenemos necesidad de cotillear, porque somos seres sociales y nos gusta hablar de los otros”. Pero, es más que eso, es una forma estupenda de romper el hielo en determinadas circunstancias —en una fiesta en la que solo conoces al anfitrión y es el único tema en común, de primeras, con el resto de invitados; cuando te encuentras con uno de tus compañeros de colegio y lo único de lo que podéis hablar es de lo bien o mal que le va al ‘pelota’ de la clase; o en la cafetería de tu trabajo—. En realidad, las posibilidades del cotilleo son infinitas.
Aunque solo sea por estadística, en algún momento el centro de los chismorreos tienes que ser tú. En la mayoría de las ocasiones, no tiene mayor importancia e incluso puedes llegar a pensar ‘mejor que hablen de mi, aunque sea mal, que caer en el olvido’, pero en otras ocasiones, los cotilleos pueden doler. En estos casos es cuando hay que actuar, porque lo que empieza siendo una pequeña corriente de aire, se convierte en un huracán que se te lleva por delante.

Lo primero que hay que tener claro es que “no le puedes gustar a todo el mundo”, apunta la psicóloga. Por tanto, no puedes dejar que te afecte lo que diga cualquiera. Eso sí, cuando la persona que está cotilleando, y con mala intención, es alguien en quien confiabas, la cosa cambia, y llega el momento de actuar.
Lo primero de todo es respirar y pensar. “Mantener la calma es clave”, asegura Alba que añade: “hay que evitar que salga el lado agresivo”. Por supuesto, la violencia no es una opción en ningún caso, pero tampoco lo es contraatacar con otro rumor. Eso sólo te llevaría a entrar en una guerra de cotilleos en los que el final no será bueno para ninguna de las dos partes, pero desde luego, no para tu salud mental.
Aconsejar ser paciente porque "la verdad siempre acaba saliendo a la luz" es muy fácil de decir, pero, cuando se está pasando mal, lo mejor es acabar con la situación que te genera malestar cuanto antes. Previamente a actuar, analiza cuál es la intencionalidad del rumor —si no existe maldad o si por el contrario busca hacerte daño—, el contexto en el que se produce —no es lo mismo que sea en el trabajo que en tu grupo de amigos de toda la vida— y, sobre todo, si es verdad.

Si es verdad, y es algo que no tiene la menor importancia, Alba recomienda “reconocerlo” públicamente. Si es mentira, no vas a admitir algo que no has hecho ni has dicho ni te representa. En este caso, si es en el trabajo, deja que los hechos hablen por ti. Si uno de tus compañeros está diciendo que eres impuntual porque el lunes llegaste cinco minutos tarde, no te retrases ni un minuto hasta que sean otros los que te defiendan.
Enfrentarse a la persona que lo está diciendo puede crear una situación tensa que será difícil de reparar posteriormente, por eso, solo ante hechos que consideres una gran afrenta y cuando cuentes pruebas para desmentirlo, dirígete a hablar directamente con la persona de la que parten los cotilleos. No obstante, si los chismorreos se están produciendo en un contexto más social, la cosa cambia. En algunas ocasiones, “con desmentirlo o admitirlo, bastará”, explica la psicóloga.
Sobre todo, avanza la especialista, es muy importante conocer la intención que hay detrás: “Si hay una mala intención, como romper relaciones, y no solo de pareja sino que también pueden ser de amistad, hay que ver qué hay detrás de todo ello”. Posiblemente, el problema sea de la otra persona, pero a lo mejor has estado actuando de una manera que inconscientemente ha hecho daño a ese amigo, al que has dejado de caerle bien.
Ya en el caso más extremo, que haya mala intención y sin explicación racional, lo mejor sería romper la relación con esa persona aunque, como ya nos dejó claro la serie Gossip Girls, a veces es mejor tener cerca a los enemigos. Si por el contrario no hay maldad, lo mejor es hablarlo. Todo dependerá de lo que te importe la persona que ha iniciado el cotilleo. Sea como sea, si has decidido enfrentarse a la situación, “se asertivo, se contundente con lo que digas pero sin ser agresivo”, recomienda Alba.
Otra cosa, si has dado el paso y te vas a enfrentar a la situación, es decir, al ‘chismoso’ que la inició, hazlo personalmente, no en las redes sociales. “Si quieres parar un cotilleo que ya está en las redes sociales, lo mejor es dejarlo pasar. De lo contrario, te implicarías, entrarías en el juego y eso es alimentarlo”, explica la psicóloga. En todo caso, tienes que ser consciente de que en algún momento de tu vida —sino en muchos— vas a ser el centro de atención. “No siempre lo vas a poder controlar”, insiste Mercedes Alba.
Lo que sí puedes gestionar son tus relaciones sociales y tus amistades. A veces te equivocarás y le contarás un secreto a un amigo que no sabrá guardárselo, pero eso no significa que haya mala intención ni que no puedas confiar en él. Rodéate de buenos amigos, son aquellos que cuando hablan de ti lo hacen para bien e, incluso, para defenderte de los que no lo hacen. Recuerda, ante un ataque de cotilleos infundados, los buenos amigos siempre son la mejor defensa.