Por Qué Nuestra Ropa Dice Mucho de Nosotros

Nuestra ropa dice de nosotros mucho más de lo que parece, porque habla sobre nuestras prioridades, intereses, valores, aficiones...

Hablamos más allá de las palabras: con gestos, miradas, el tono de voz... y también con nuestra ropa. De hecho, se calcula que más del 70% de nuestra comunicación es no verbal. Sin que nos demos cuenta, con las prendas que llevamos estamos dando muchas señales sobre lo que nos gusta, lo que valoramos y la personalidad que tenemos. No todo el mundo se para a elegir realmente su ropa, sino que muchas veces nos regalan una camiseta y nos la ponemos sin pensarlo, siempre que sea bonita. Olvidamos que con ella estamos transmitiendo mucho más, porque todo ese lenguaje no verbal da información consciente o inconsciente a los que nos rodean. Si somos deportistas, si somos clásicos, si nos gusta la diversidad, si somos buenos profesionales... 

Es cierto que hay elementos característicamente culturales o subjetivos en relación a la ropa, y depende de las modas, del entorno en que nos movamos y de si estamos en una entrevista de trabajo o en un bar con amigos. Pero en todo caso, hay estudios científicos que revelan que hay determinados estilos, colores y prendas que tienen un impacto concreto. Una investigación publicada en el Journal of Fashion Marketing and Management demostró que el vestuario es uno de los elementos que más condicionan la primera impresión que causamos.

Los colores, por ejemplo, transmiten muchos mensajes sutiles. Los expertos dicen que el negro es señal de fuerza, el azul de serenidad, el marrón de autenticidad y el blanco de limpieza. El rojo muchas veces se asocia con la pasión, pero si cobra demasiado protagonismo puede verse como agresivo. Los complementos también revelan muchos detalles de nosotros: si llevamos reloj, si nos ponemos corbata y si nos maquillamos estamos transmitiendo mensajes sobre nosotros.

Además, cuando nos vestimos, aunque no nos demos cuenta, estamos definiendo muchas prioridades: si valoramos más la belleza, el poder, la creatividad... Si somos capaces de renunciar a la comodidad y soportar el dolor, o preferimos el estilo desenfadado... Hay personas que tienen muy claro que antes muertas que sencillas, y otras que son capaces de llevar algo feo con tal de seguir manteniendo su estilo siempre original. Algunas son capaces de llevar un tacón doloroso durante horas con tal de mejorar su figura, y hay quien se compra un pantalón de moda y no se plantea si sus piernas largas quedan mal con ese patrón.

También hay investigaciones que demuestran cómo nos afecta lo que llevamos puesto: la cognición investida es como llaman los psicólogos a la influencia que tienen las prendas en las personas que las llevan. Por eso, cuando una chica lleva tacones no se siente igual que si lleva zapatillas de deporte, o un traje con pantalón hace que nos sintamos diferente a cuando llevamos un vaquero. Por eso, la ropa también puede servir para que resaltemos una parte de nosotros y liberemos una cualidad que queremos potenciar. Una determinada prenda puede hacer que nos sintamos más sexys, más profesionales, más divertidos, más intelectuales, más sencillos...

La ropa, si la elegimos conscientemente, puede ser un recurso a favor de nuestros objetivos en la vida, tanto en lo profesional como en lo personal, y a través de ella podemos atraer un determinado trabajo, pareja o amigos, aquellos que más estén alineados con lo que realmente valoramos y queremos.