"Uy, la muerte", dice entre risas la tarotista que nos está tirando las cartas a mí pareja y a mí. "Tranquilos, que viendo el resto de cartas no es nada malo", aclara. Mientras acaba la tirada, mi novio me apunta a los ojos, nervioso. No está muy convencido de estar aquí, pero tenemos muchas dudas que resolver y el tarot parecía una herramienta tan buena como cualquier otra. "Hay algo que está claro, y es que a ti [señalando a mi pareja] te encanta este chico, estás convencidísimo de lo vuestro e incluso ya has fantaseado sobre dónde te gustaría vivir juntos", le dice. Sonrío un poco burlón, ya que él suele mostrarse más frío que yo. Si tienen razón las cartas, esta distancia es pura fachada. "Eso sí, tenéis problemas estructurales que toca resolver, y eso intentaremos hoy", continúa mientras nosotros nos mirábamos con una mezcla de extrañeza, preocupación y curiosidad.
Mi pareja y yo no llevamos demasiado tiempo juntos —apenas unos meses—, y aunque nos gustamos, hay algunas preguntas importantísimas que tenemos que resolver antes de solidificar nuestra unión. Principalmente, que yo soy partidario de las relaciones abiertas y él defensor de la monogamia. Un debate que hemos intentado tratar desde muchas perspectivas sin ponernos de acuerdo. Así que, por curiosidad, decidimos probar de abordarlo con una tirada de cartas del tarot sexual, una variante de la lectura de cartas que se centra en la psique y las energías sexoafectivas. Además, por 80 euros la pareja 65 en consulta individual la experiencia podía valer bastante la pena.
Echarnos el amor a las cartas
Acudimos a una sesión de EroTarot EroTarot , donde una tarotista y sexóloga iba a resolver nuestras dudas con las cartas. Antes de entrar, mi pareja, un escéptico que cree menos en lo esotérico que un padre tóxico en sus hijos, me decía que no iba a servir de nada y que se iba a mostrar cero cooperativo. Buen inicio. Yo, que tampoco creo demasiado en todo lo místico, pienso que el tarot puede llegar a ser útil como una forma alternativa para explorar tus ideas e intentar encontrar una solución. “Independientemente de si las cartas funcionan o no, nos hará preguntas y nos permitirá reflexionar. Si sabemos guiar la sesión podemos llegar a tratar temas profundos. No va a predecir el futuro, pero quizá sí que descubre preocupaciones del presente”, le dije para intentar convencerlo.
Qué nos preocupa el uno del otro
Nos recibió Nuria López, la tarotista y sexóloga impulsora de erotarologia, con cuatro barajas de cartas. “Podéis escoger cuáles queréis tirar”. Decidí empezar con una baraja con dibujos negros y oscuros, probablemente impulsado por mi pasado emo que psicológicamente todavía arrastro. “Esta sirve para entrar en vuestra personalidad, miedos e inquietudes, por eso va bien para la primera tirada”, dijo la tarotista, mezclando y repartiendo las cartas en dos montoncitos, uno para cada uno.
Me tiró primero a mí las cartas, entrando en temas de mi infancia, luego hablando de mi presente y finalmente predicciones de futuro. “Veo, mucha inquietud por los temas económicos más que los románticos”, me advirtió. Había cosas que no había acertado de mi pasado pero, como ella puntualizó, “es porque cada carta tiene varias lecturas”, y nosotros no nos mostramos muy colaborativos para guiarla en esta doble o triple lectura de nuestra tirada, sin embargo, sí que adivinó que mis principales preocupaciones eran económicas, y no emocionales. “Es normal que dijera que no tienes problemas amorosos, se nota que entre nosotros hay química y que estamos muy bien”, me dijo mi pareja al salir, intentando encontrar la explicación racional y escéptica a cada uno de sus aciertos.
Después de mi tirada de cartas le tocó a mi novio, y, tras sus predicciones, hizo una conjunta para encontrar las preocupaciones que compartíamos ambos. “Recordad que no estoy leyéndoos el futuro. Esto es un consejo que podéis seguir o no, hay libre elección, las cartas solo indican un camino”, advirtió López mientras leía nuestros resultados. "Tú tienes más experiencia [dijo señalándome], seguramente porque eres más mayor. Tienes más voluntad, más iniciativa y llevas las riendas de la relación. Pero él [refiriéndose a mi novio] lo tiene más claro. Sabía antes que tú que teníais compatibilidad, que estabais hechos el uno para el otro. Él sabe que kármicamente funcionáis, aunque tiene miedos. Teme no llegar a conseguir un acuerdo de relación sana aunque ambos queráis estar juntos", nos comentó.
Ahí sonreí a mi pareja: voilá. ¿Era casualidad que hubiera adivinado lo que queríamos preguntarle aunque todavía no había formulado la pregunta? Seguimos "jugando" al tarot sexual. Ahora tocaba una nueva baraja más enfocada a resolver nuestras dudas románticas. Le comentamos que, de hecho, esto que acaba de decir era nuestra preocupación: ¿seríamos capaces de resolver nuestras diferentes concepciones de lo que es una pareja sana?
"Veo que hay muchos problemas en ese aspecto, pero tenéis algo muy bueno a vuestro a favor. A ti te gusta comunicar y hablar bien las cosas", me dijo tras tirar las cartas, "y tú estás dispuesto a escuchar y a ponerte en la piel del otro para hacerlo funcionar", le aseguró a mi pareja. Aquí fue cuando entendí por qué el tarot sexual en parejas era tan útil y se alejaba de lo esotérico que, muchas veces, me sonaba a cuento chino. "Mi tarot incluye también sexología, estoy formada en ese campo y mezclo las predicciones y la lectura con consejos que entiendo que podrían ayudar a la vida sexual de las personas", nos comentaba López unos minutos antes.
En este sentido, nos hizo una recomendación: "ambos estáis dispuestos a escuchar y probar. Pero tú que quieres la relación abierta tienes que entender que cada paso que des tiene que estar muy consensuado con tu pareja". Es decir, que si hacemos un trío, que sea él quien escoja. Que si me enrollo con alguien, él también tenga a otra persona mirada. Que no pase de cero a diez en un día. Que, en definitiva, no caiga en forzar a mi novio a experimentar más allá de lo que esté realmente dispuesto a probar. "Tú, aunque creas en la monogamia, tienes una apertura de mente, quieres explorar. Simplemente, no te fuerces porque haciéndolo bien puede salir algo maravilloso", concluyó.
Sexología, una buena aliada del tarot
Tras la sesión nos comentó que suele acudir a clubs de swingers y de parejas liberales para tirar las cartas. "Ahí muchos se me acercan con dudas. '¿Hasta qué límite puedo experimentar?', '¿qué puedo proponerle a mi pareja?', '¿cómo puedo saber si es mi orientación o solo curiosidad?', entre muchas otras. Lo que hago es usar las cartas para leer su presente, entender su psicología y entonces darles unos leves consejos de terapia sexológica para guiarlos en su camino", detalla.
Aunque mi pareja no salió demasiado convencida de la tirada de cartas, sí que reconoció que con ese último consejo tenía razón: si toca probar de abrir nuestra relación, quería llevar él la batuta para no sentirse incómodo ni forzado a hacer nada que no quisiera. Probablemente fue la base científica sexológica que combinó con lo esotérico lo que permitió que mi novio abriera un poco más su mente, empezase a dar su brazo a torcer y escuchase a la tarotista. Al final, se mostró dispuesto a probar, y así no ser yo el único que tuviera que ceder en mis instintos adaptándome a algo que me parece tan antinatural como la monogamia. Fue una tarde provechosa: aunque todavía no quiere compartirme, quiere probar nuevas prácticas en la cama. "Primero podemos probar lo de atarme. Y luego, si me gusta, ya veremos hacia dónde tiramos". Pues ya es una pequeña victoria.