Miras su WhatsApp cada tres horas y todavía te da un temblor en la barriga cuando la ves on-line, aunque hace ya medio año que terminásteis, y joder, eso es mucho. Pero no, tú no dices nada. Tú callado porque en los últimos tres meses ya le has sacado todos los temas en común que os quedaban.
"Hola, ¿qué tal? recuerdas aquel día...", una y otra vez, una y otra vez. Rememorando aquel conciertazo, aquel polvo en el baño de la discoteca, ese atardecer en La Habana. Te prometiste que esta vez esperarías, que no le volverías a comentar lo de volver y que serías más frío y más distante con ella que el mismo Polo Norte.
Mira, es lo mejor, te repites: si no le dices nada y la vas borrando de tu vida te irás sintiendo mejor a medida que lo superas y sólo si lo superas ella podría querer volver contigo. Sentir algún tipo de atracción por aquel chico seguro y autosuficiente del que se enamoró. No como ahora. No así como ahora. Corderito degollado, ojitos tristes, buenazo pelma. Ese no eras cuando la conociste, qué va, ni muchísimo menos.
Así que llevas tres semanas sin decirle nada por ninguna de las redes sociales, aunque sí, cada día te sale su nombre el primero en las búsquedas de Instagram donde cada día parece más feliz en paisajes bonitos, con su cuerpo cada día más moreno y estilizado, con sus nuevos amigos que cada día son más y también más guapos
Mierda, que feliz está. Qué vida feliz se está pegando mientras tú estás ahí aplastado en el sofá, rechazando todos los planes de salir que te proponen amigos e incluso citas que te proponen todas esas tías que has conocido últimamente y que no te gustan ni un poco. Que no te gustan nada. Que no te importan y ni te aportan un pimiento.
Porque en cuanto te despistas y crees estar pasándotelo de puta madre, aparece un cartel luminoso que parpadea en tu memoria como un premio en las tragaperras y el rostro de tu ex aparece gritando: "¡yo era mejor!, ¡yo era mejor! ¡no lo olvides, yo era la FUCKING mejor!". Cuántas citas acabaste así, de regreso a casa escuchando ese temazo de The Vaccines que dice "if you wanna come back, it's alright, it's alright".
Pero hoy estás contento porque llevas tres días sin llamarla, y también sin pedirle a un amigo en común que te deje ver su Facebook tú la bloqueaste por no romperte un nudillo contra la pared cada vez que añadía a un nuevo amigo. Y esos tres días solo han parecido un par de meses, cuando hace poco, un día sin hablar con ella te parecían seis años.
El tiempo lo cura todo, dicen. Y poco a poco tu tiempo mental obsesionado con su vida irá reduciéndose, y así los segundos y los minutos se parecerán cada vez más a los segundos y minutos que realmente son. No te preocupes, un día se te pasa todo, conoces a otra chica... y entonces aparecerá ella, "hola, ¿qué tal?.
Y vuelta a empezar de nuevo, y esa puta voz de la conciencia que muerde y que te dice: la cagaste, Burd Lancaster.