Ya conoces las excusas: que si me duele la cabeza, que si me ha sentado mal la comida, que si estoy cansado/a, y un largo etcétera. No sabes qué ha ocurrido en la relación pero ya no es lo mismo, ese deseo frenético que os envolvía día y noche ya no existe. Los polvos salvajes en cualquier lugar y los gemidos que despertaban a los vecinos tampoco. Ya no hay nada, ni rastro.

Las personas "cargan en su vida diaria con problemas familiares, de autoestima, laborales y de pareja que hacen que el deseo se vea dañado", explica la sexóloga y subraya que "cuanto mejor estemos en todos los aspectos de nuestra vida, mejor estaremos en el sexo. Si tenemos una buena autoestima, cuidamos de nuestra sexualidad y sentimos que nuestra pareja nos cuida y le atraemos, el deseo se verá reforzado".
Que no cunda el pánico, el primer paso para recuperar la atracción por tu pareja es reconocer los síntomas y, para ello, hay que aprender a diferenciar la rutina sexual de la monotonía. "La rutina son hábitos que se tienen en pareja y son saludables en nuestro día a día. Pero la monotonía es cuando esa rutina se tiñe de aburrimiento y empiezan las sensaciones de agobio, frustración, etc.", aclara la especialista.
Es por eso que, si el principal motivo de esa falta de deseo está en la relación, lo que hay que hacer es intentar cuidarla y regarla. "Cada persona debe encontrar cual sería el mejor agua para regar su planta. Podemos caer en los tópicos tipo: una cena romántica, salir al cine o pasar un fin de semana juntos. Pero hay parejas a las que eso no les funciona", recuerda Elena Crespi.

Por lo visto, jugar y descubrir el deseo de la otra persona es algo vital ya que, en muchas ocasiones, existe una falta de comunicación en la pareja. Piénsalo: es muy posible que estés frenando tu deseo por miedo a ser sincero/a con la otra persona. Para estos casos, la mayoría, Crespi propone el juego de 'la caja de los deseos' para facilitar esa sinceridad en la relación. Es tan sencillo como poner en una caja los distintos post-it con fantasías personales y que sea la otra persona quien los lea e intente hacerlos realidad. De ese modo, mejoramos la comunicación, reforzamos la pareja y descubrimos lo que le gusta a la otra persona.
Lo más importante es salirse de las cosas que siempre se han hecho e intentar encontrar el motivo por el cual el deseo se está viendo afectado. Por eso, si tu pareja nunca quiere practicar sexo, sé paciente e intenta que siempre se sienta deseada/o. Puedes preguntarle qué es lo que ha cambiado en la relación o en su vida personal y qué le afecta tanto. En el caso que seas tú la persona que no sienta deseo, intenta hacer un ejercicio para visualizar aquello qué está dañando tu libido. El estrés, quizás tu educación, el comportamiento de tu pareja o directamente el sexo con él/ella podrían ser el motivo. Mastúrbate, conócete a ti mismo/a, quiérete y trabaja para mejorarte. En menos de lo que imaginas, el deseo volverá a ti.