Señales para identificar una falsa disculpa

Una disculpa fake duele tanto o más que la propia ofensa original

Que alguien te regale una disculpa, especialmente en una época que alimenta tanto la vanidad y la competitividad como la actual, es hermoso y debería servir para intentar, siempre que el pecado no haya sido imperdonable, encontrar un camino hacia la reconciliación. El problema es que no todas las disculpas son sinceras. Algunas personas son capaces de mentirte en toda la cara y, según escribe el autor Bruce Y. Lee en un artículo para Psychology Today, ahí fuera son muchas más de las que podrías imaginar. En cierto sentido, ese engaño resulta en ocasiones más cruel y dañino que la ofensa original. Pero no estás indefensx: existen señales con las que puedes detectar esta manipulación.

La primera de ellas es que la disculpa no se concentre exclusivamente en la responsabilidad personal de quien la suelta, sino que también se centre en tu responsabilidad o en la de terceras personas. A veces el “sé que hice mal esto” es solo una excusa para soltarte el “pero tú hiciste aquello también”. Y está claro que las cosas no son siempre blancas o negras, pero una disculpa debería hablar de unx mismx. Otra señal, que en ocasiones casa con la número uno, es que las disculpas requieran condiciones como que tú también te disculpes. Eso no es un gesto de aproximación noble y generoso. Es solo una artimaña para conseguir que hagas lo que desea. Y eso no mola una mierda.

Además, las disculpas falsas suelen notarse forzadas. En el tono, en las palabras y, sobre todo, en esa sensación volátil pero perceptible de que no se habría disculpado si no le hubieras pillado. Ah, y también acostumbran a ser bastante inespecíficas. En palabras de Lee un ejemplo sería “decir ‘lamento haber hecho algo mal’ en lugar de ‘lamento haberte tirado el café encima’”. Las disculpas verdaderas provienen de un ejercicio de reflexión meditado y son claras: “oye, siento mucho haberme callado cuando tenía que haberte apoyado”. No hay espacio para ningún tipo de confusión. No hay matices. No hay excusas. No hay vaguedades. Te vas de ahí sabiendo que lo sentía de corazón.

Por otro lado, y siempre según este experto, “las disculpas falsas no van seguidas de escuchar”. En lugar de quedarse ahí contigo tras decir lo que tenía que decir, y darte la oportunidad de expresar lo que te hizo sentir, se evapora o cambia de tema para no tener que pasar por ello. Y eso claramente demuestra su falta de interés real en tus sentimientos. Por último, y esta es probablemente la señal de las señales, cuando la disculpa no va seguida de un cambio de comportamiento lo más habitual es que fuera fake en primera instancia. ¿Me pones los cuernos, pides disculpas y vuelves a hacerlo? No confío ni un gramo en la honestidad de tus palabras. Los hechos hablan por sí solos.