Cada uno tiene sus rarezas, sus manías, sus filias y fobias, pero la clave del éxito está en encontrar el equilibrio. Porque, aunque en muchas ocasiones las parejas parezcan incompatibles, algunas son capaces de ceder en determinados aspectos y circunstancias encontrando su punto de conexión y neutralizando sus respectivas locuras. Aunque por desgracias hay otras parejas que, por más que se esfuercen en congeniar, están abocadas al fracaso.
Perfiles enfrentados que jamás podrán mantener la balanza a raya. Ese es precisamente uno de los fundamentos de la Escuela Neurocientífica del Amor que estudia y analiza la personalidad de cada persona para determinar cuál es su complemento ideal. Y, si en un plano está lo realmente indicado, en el polo opuesto está aquello de lo que se debe huir. Estas son las parejas que, antes de nacer, ya están condenadas a la ruptura.
Egocéntricos + mentirosos
Los primeros tienen la certeza de que son perfectos, de que sus palabras y actos están siempre cargados de razón y verdad. Los segundos son un tanto oscuros, no se muestran tal y como son y, además, tienden a manipular a quien tienen al lado. ¿Resultado? Agua y aceite. Los egocéntricos se sentirán increíblemente violentados cuando los mentirosos traten de manipularlos o si perciben que están siendo objeto de movimientos poco claros.
Controladores + controladores
Se masca la tragedia. Aunque en principio pudiera parecer que la pareja tiene todo lo que necesita para ser feliz, y que no se producirán fricciones cuando ambos traten de ejercer su poder y fiscalizar cualquier movimiento del otro, la lucha por alzarse con el poder único será el detonante de cientos de disputas. Porque no ya importará tanto mandar a secas, sino imponer tu supremacía sobre el contrario.
Controladores + pasivo-agresivos
Mal también. Controlar nunca es un buena técnica para tener contenta a tu pareja pero, en este caso, la explosión se va gestando lentamente antes de estallar, casi sin previo aviso. El controlador desplegará sus alas con cada vez más virulencia en vista de que el otro no se queja pero, en realidad, este estará acumulando más y más rabia y frustración. Y todo ese cóctel terminará por explotar, dejando la relación hecha trizas.
Sumisos + irresponsables
En este binomio surgen dos síndromes estudiados por psicólogos y psiquiatras durante décadas, el Síndrome Wendy y el Síndrome Peter Pan. El primero define a las mujeres que no se ven completas si no se consagran al cuidado de un hombre que, poco a poco, terminará por convertirla en su madre. Mientras que el segundo estudia la postura de él, que encuentra en ella su tabla de salvación cuando no sabe cómo salir de los problemas: aquella que le cuida, mima y le permite seguir viviendo como un niño. Combinación nefasta.
Estos son los cuatro más importantes y comunes pero hay bastantes más. Ahora tendrás que pensar si te encuadras en alguno de ellos. Al menos, ya estás sobre aviso.