La regla del 80/20 que cambiará para siempre tu forma de entender la pareja

¿Cómo funciona? Te lo contamos

¿Estás buscando una relación perfecta? ¡Pues no se puede! No existe. Lo que tal vez sea más factible es una que CASI lo sea. La regla del 80/20 sostiene que en una relación saludable deberías aspirar a recibir el 80% de lo que quieres y darle a tu pareja ese 80%, mientras que debe haber un 20% exclusivamente para ti. Y además tienes que asumir que tu pareja tampoco es perfecta y que cumplirá como máximo el 80% de tus expectativas.

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Este drama constante que a menudo nos creamos nosotros solos es lo que pretende evitar la regla del 80/20 que no es una ley sino una filosofía. Un mantra para que te repitas en tu cabeza cuando te den brotes dignos de loquero, que aprendas a hacer autocrítica y a ser más tolerante con los demás y en especial con la persona que más quieres. ¿Te has preguntado si él, o ella, se quejará con sus amigos de tus defectos tontos?

Dejando esto de lado, porque el que crea que su pareja no va a tener ni un solo defecto es que sigue viviendo en los cuentos de Disney, esta regla pretende que te centres un poquito y no conviertas tu relación en una guerra por ver quién lleva los pantalones.

Debes tener presente que el amor no es una lucha y que no puedes tener siempre razón cuando discutes o simplemente tomas decisiones del día a día. Esto es tan sencillo como que debes aprender a ceder, y sentirás que tu relación es mucho más sana, sin tensión ni juegos de poder. Que está guay cuando tienes la sartén por el mango, pero ¿de verdad quieres vivir siempre así?

Otro aspecto en el que se aplica la proporción 80/20 es en que la inmensa mayoría de los problemas que tenemos con los demás son un reflejo de nuestras propias batallas internas, y solo una pequeña parte de ellos son realmente parte de la relación. De hecho, la calidad de nuestra vida refleja a menudo la calidad de nuestras relaciones.

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Obviamente la regla 80/20 no pretende que nos conformemos con alguien que no es adecuado para nosotros, sino simplemente quiere recordarnos que nada ni nadie es perfecto, ni tan siquiera nuestra relación. Pero disfrutar de esta, puede ser igual de precioso, a pesar de o tal vez precisamente por sus defectos.

Aún así, una nota. Esto no significa que haya que seguir en una relación si no nos hace felices ni nos compensa, pero las relaciones son oportunidades para crecer y aunque la palabra 'oportunidad' suene positiva, puede llevar implícito sufrimiento si no se sabe gestionar.

Crédito de la imagen: Rj Shaughnessy