'Quiero que la gente salga con ganas de follar': un día en un taller de sexo solo para chicas

“Quiero que la gente salga con ganas de follar”, me dice la profesora del taller de sexo mientras esperamos al resto del grupo. Esto sí que es un calentón. Y sin preliminares. 

“Quiero que la gente salga con ganas de follar”, me dice la profesora del taller de sexo mientras esperamos al resto del grupo. Esto sí que es un calentón. Y sin preliminares. “Soy muy espontánea y me encanta hablar de sexo en todas partes”. Así, sin filtros y con tesón, ha creado un oficio.

Ella es María Esclapez, conocida también como Señorita Blume y autora de la web Señorita Blume. Porque es sexóloga. Y psicóloga. A sus 26 años, se expresa con conocimiento de causa y mucho entusiasmo. Vino desde Elche a Madrid para currar en el consultorio sexual de Señorita Blume. Hoy cuenta con miles de fans en las redes sociales y varios proyectos por delante. Charlamos afablemente de todo antes del cursillo sobre masturbación y sexo oral que imparte por doquier, en este caso, en una de las mayores tiendas eróticas de Europa: Señorita Blume. En el local que tienen en San Sebastián de los Reyes, en Madrid, hay una sala habilitada para la ocasión. Esto promete...

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El escenario invita a soñar. Ambiente elegante, íntimo; desenfadado, pero coqueto, con tonos negros y blancos conjuntados con el rosa marca de la casa, amplios sofás, cojines de la casa, sensualidad etérea, iluminación tenue y una generosa mesa central para practicar con vistosos juguetes sexuales y, por qué no, para tomar una copa de champán y unas pastas. La parranda bien merece un poco de energía.

Preparados para el recital

Me quedo deambulando por la amplia estancia mientras María Esclapez ultima el sarao que nos guiará al éxtasis y que, advierte, nos hará salir de allí con ganas de follar. “Jorge, ojo, que es solo para chicas”, subraya esta maestra del sexo. En otras palabras: “Be water, my friend”. Adáptate a las circunstancias, huye, moldea tu reportaje como veas, pero sin incordiarnos mucho. Déjanos privacidad, saluda y luego sal de aquí. Escóndete donde puedas y pórtate bien. Y no te excites demasiado.

Lo entiendo y lo acato: allí las mujeres cuentan sus secretos más personales, desde las veces que se tocan hasta la fantasía que les gustaría cumplir. Sin ir más lejos, una de ellas relatará después que siempre quiso echar un polvo en medio de un estadio vacío, otra apuntará a su frenesí por el noble arte de lamer un pene –parte importante del temario en este taller-, otra mencionará aparatos para pecar a lo loco y otra se referirá a eso de que ‘no hay dos sin tres’... Los testimonios calentorros fluyen en medio de un halo de camaradería.

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Todo el mundo folla

Ya, pero ¿cuál es el capricho lúbrico de la buena de María Esclapez? “Tener sexo en público. Siempre me ha gustado el rollo ‘voyeur’, entre bambalinas, sin participar. He ido a clubes liberales, pero nunca he traspasado la línea de actuar yo. Así que me molaría estar al otro lado”, confiesa. Y me deja otra perla sobre los prejuicios que despierta su vocación: “Si ser liberal y abierta y que me encante el sexo… significa ser puta, lo soy”. Muy fan. “Es que creo que esto es muy normal, todo el mundo folla y todos somos sexualidad”, reflexiona mientras enciende el Power Point con sus trucos amatorios “No doy recetas mágicas, sino herramientas para mejorar” y coloca regalitos, detalles sugerentes y diplomas que obtendrán las participantes tras este 'coitus' formativo.

¿Y cuál es el perfil de la gente que se apunta a las sesiones? “Personas de entre 20 y 45 años, con y sin pareja… Y no como en mis terapias, que vienen de todas las edades”, apunta Señorita Blume. La sexteacher acentúa que se trata de “explicar las cosas con naturalidad, de forma profesional e informal, nada obscena”. Y vaya que sí: desarrolla más de 50 técnicas para mejorar la masturbación y el sexo oral masculinos. De chica a chico. Más de cincuenta técnicas, habéis leído bien. Sí, amigos, yo también pensé en todo lo que me había perdido durante estos últimos años.

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Y ahí me quedo, agazapado tras un biombo que tienen en Lys Erotic Store. Observo con sigilo y discreción. Nada de lo que suceda puede llevar nombres propios ni ser muy revelador. Cuestión de respeto. La experta me pide prudencia para mantener cierto misterio sobre lo que hace un spoiler brutal se cargaría la emoción de ir a sus talleres y se presenta ante un auditorio de diez féminas. Entonces dispara: “No existe la felación perfecta. Ni la masturbación perfecta. El placer sexual es subjetivo”. En la mesa, los artilugios, vívidos y alargados, a la espera de mejor vida.

Garganta profunda vale, pero ¿la 'filarmónica'?

Claro que sí. Me siento un poco raro. Pero estoy bien, oculto en la intimidad de un salón donde ellas manejan y acarician vibradores e incluso plátanos rozagantes. Donde la ‘garganta profunda’ es una asignatura que arranca sonrisas, complicidades y dinámicas de grupo como las que os podéis imaginar. El truco consiste “en tragar y respirar al mismo tiempo”. Y lo ensayan con dildos. De eso se trata: de aprender a estimular el pene con mucho arte. Ahora soy como esta profesora cuando va a locales swingers: una especie de voyeur. Vamos, que aquí se mira, pero no se toca. Ellas ríen, preguntan, se entregan a la acción, se toman muy en serio el taller. Incluso descubren que existen las “sendas orgásmicas”, un concepto contrapuesto al tópico de que existen diversos tipos de orgasmo. No, sólo hay uno, pero a él se llegaría por diferentes 'sendas': clítoris, nalgas, pies, muslos, pechos…

La sexóloga señala, en la pantalla, la anatomía femenina y masculina, desgrana los secretos de la vagina y el pene -porque seguro que no todo el mundo sabe, por ejemplo, dónde localizar el perineo-. “Este país tiene una educación sexual muy pobre. Debería enseñarse sexualidad en el colegio y en el instituto”, sostiene con firmeza.

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El encuentro, que dura dos horas y pico, también sirve para concienciar en la prevención.

Y para que tener clara una cosa: nunca vayas de diosa del sexo. “Hemos asumido unos roles sexuales que se basan en los roles tradicionales del porno, pero no todo es ‘te como la polla’, ‘te como el coño’, te penetro y me corro en la cara”. Palabras textuales de la Señorita Blume, oiga. Como clave infalible para bordar las relaciones íntimas, recomienda “usar el lubricante ante cualquier práctica sexual”. Que no falte. Y especifica: “Para la masturbación del hombre, lubricantes con base de aceite”. Y de ahí a deslizar la mano como una ola, arriba y abajo, paladeando el miembro viril. A estas alturas, casi con escalofríos, dejo de tomar notas. Toca prestar atención plena: las alumnas, muy aplicadas, repetían el mantra con sus juguetitos. Como una ola.

Momento de explicar la filarmónica, un ejercicio molón para el sexo oral: "Consiste en deslizar los labios de un extremo a otro del pene, utilizando, en ocasiones, la lengua. Como si estuviéramos tocando la armónica", describe María Esclapez. ¿Y eso de la seta? "Con la palma de una de nuestras manos acariciamos el glande utilizando también los dedos, mientras, con la otra mano, agarramos suavemente el tronco del pene desde la base. Si observamos bien, la forma de las manos estimulando el pene es similar a la de una seta". Entendido. Carraspeo.

Otro de los momentos de mayor clímax fue el de poner un condón con la boca, una pulida técnica que pasa por atrapar el depósito del preservativo entre los dientes y los labios, ajustar la boca en el glande y 'embalar' el pene hasta la base.

En ocasiones como ésta, siento que trabajar de periodista vale la pena…

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El sexo, idioma universal

Ruegos y preguntas... Buen rollo. Finaliza el taller de masturbación y sexo oral.

El sexo se ha convertido en un idioma universal. Espero impaciente en mi escondite durante un rato. Las mujeres asistentes intercambian contactos. La sensación entre ellas es muy buena, de confianza desaforada. Al fin y al cabo, todas acaban de desnudarse por dentro y quizá lo harán por fuera cuando lleguen a casa. Han aprendido muchísimas nociones para el gozo carnal en pareja. Sin duda, María Esclapez ha logrado su propósito. Doy las gracias y me despido apresurado. Siento unas irrefrenables ganas de darlo todo…