Los inicios de una relación suelen ser increíblemente maravillosos, todo es perfecto y absolutamente nada te molesta. Cualquier momento es bueno para verse, no te importa hablar por teléfono muchas veces al día, quieres quedar a todas horas, salir de fiesta con sus amigos, ir a recogerle al trabajo o estar mandándote whatsapps constantemente, porque siempre hay algo interesante que contarse. Sin embargo, ¿es eso lo que querremos en el futuro? Ah, cuidado. Igual ahora crees que somos unos marcianos por sugerirte que pases tiempo sin tu amorcito, pero no es así, haznos caso.
A pesar de que algunas de estas cuestiones puedan parecer nimiedades, porque cada pareja tiene unos hábitos diferentes, lo cierto es que al comienzo de una relación se crea una atmósfera de privilegios que pueden resultar peligrosos conforme va pasando el tiempo. Lo que haces al principio se termina convirtiendo en costumbre y, como bien sabrás, de la rutina no es fácil salir. En este sentido hay que recalcar la importancia de sentar unas bases desde el principio: una serie de condicionantes más cruciales de lo que pensamos en realidad y que pueden ahorraros discusiones más adelante. Ojo, no hay una receta mágica ni infalible para construir un futuro sólido, pero sí hay algunas claves a tener en cuenta.
Compartir nuestras necesidades
Tal vez quede un tanto frío decirlo así, pero es importante hablar de las impresiones o deseos que uno tiene al empezar la relación. Esas ganas de verse y estar juntos son totalmente normales, pero también lo es querer hacer cosas por separado, hablar menos por teléfono o no tener que estar siempre pendiente del móvil para tu pareja. La idea no es reprimirse, pero si has seguido haciendo todo lo que te gusta a la vez que nace tu relación, más adelante no te verás obligado a pedir para recuperarlo. En beneficio de una buena salud como pareja, deja todo ese torbellino que sientes ahora y piensa con la cabeza. Dosifícate y no olvides que sigues teniendo vida.
Que te apetece salir con tus amigos, quedarte solo en casa para ver una película o estás en un bar con todo el mundo de risas y no has mirado el móvil: no pasa nada, eres normal. La cuestión es sencilla, si lo has permitido al principio de la relación y has traicionado tus deseos cediendo, va a ser difícil cambiarlo en el futuro.
No generéis dependencia emocional
Es muy bonito pensar que tenéis una conexión diferente a la del resto de parejas, pero no confundas eso con basar tu felicidad en la otra persona. Por eso, de nuevo es importante que te fijes en los detalles que se van dando al principio, tanto por su parte como por la tuya ahora nos dirás que tú no estás también un poco loco, no cuela. Los hábitos creados van a mantenerse durante mucho tiempo y se irán repitiendo mientras no lo evites.
Además, si al final lo vuestro no sale bien, toda esa dependencia emocional que habréis creado hará que la ruptura sea muchísimo peor, porque no sabrás estar sin la otra persona. No obstante, si tienes la necesidad de tener tu espacio vital en algunas ocasiones, no debes ocultarlo al comienzo de la relación. De nuevo, lo mejor que puedes hacer es decírselo a tu pareja. De hecho, hay técnicas muy aconsejables para hablar sobre ciertos temas.
Los dos al mismo ritmo
De repente, tienes una relación, un piso, un perro y vas a comer con tus suegros los domingos. Y lo peor es que nunca te sentiste cómoda llevando ese ritmo. Pero no dijiste nada, se le veía tan ilusionado... Posiblemente, ir a la par sea la clave final para cualquier inicio sano de pareja. Es importante notar que sentís lo mismo y tenéis unas necesidades parecidas, que los dos marcháis a la misma velocidad.
Muchas veces, el miedo a empezar una discusión o crear un problema en la relación reprime las necesidades de uno, pero si hay cosas que molestan o nos gustaría que fueran distintas no vas a conseguir nada cediendo. No culpes a tu pareja por seguir haciendo algo que nunca supo que no te gustaba. Si de repente explotas y te confiesas, se va a quedar flipando. Normal, ¿no?
No vais a quereros menos - ni lo vuestro será menos especial - si todavía no lo sabéis todo el uno del otro, no pasáis juntos el próximo puente o si prefieres seguir saliendo con tus amigos los viernes en vez de abonarte al sofá y Netflix. Las prisas nunca fueron buenas, así que relajaos y disfrutad.