¿Cómo es posible que le encantes en la primera cita, le encandiles in crescendo durante semanas y por alguna razón extraordinaria cuando lleváis un par de meses viéndoos se apague esa llama? Ni siquiera se os considera todavía una pareja, estáis en esa etapa de purpurina volátil en la que os conocéis y ambos tanteáis si os gustáis o no. Parece que esto huele a romance y hay señales luminosas que dicen 'enamoramiento' en el horizonte, pero no.
Y en esas andamos. Después de unos días en los que parecía que se moría de ganas por planes del tipo manta y peli, de repente, en cuestión de un par de gestos tuyas y algunas citas raras, surge eso que llamamos LA NADA. Se le esfuma la atracción, se le apaga la ilusión, todo se se volatiliza. Empiezo a darse cuenta del espacio-tiempo cuando estáis juntos mira el móvil, piensa en otras cosas o a escucharte casi sin ganas. Que igual no te lo dice pero te soltaría algo así como "no es nada personal, me caes bien, te presto mi sofá si te apetece, pero es que a nivel romántico ya me das igual".
Te está pasando, ¿verdad? Tú también te preguntas ¿cómo puede ser que se haya desencandilado tan rápido si ni siquiera ha dado tiempo al ciclo 'habitual' de desenamoramiento de una pareja que lleva 'X' años junta? ¿Qué demonios ha pasado? Pues tengo varias ideas de por qué tiene esos ciclos de subidón-indiferencia tan reiterados:
Hipótesis 1. Es un impaciente
Sencillamente puede que tenga poca paciencia. Que tras varias experiencias fallidas crea 'reconocer' las características de una persona en poco tiempo, pero ¡es una falacia! porque cuanto más conocemos a alguien más nos sorprende y nunca se sabe qué hay más allá de la imagen superficial que se nos da en la etapa inicial de 'vender la moto'. ¿Y si en su momento más casual, o con su familia o amigos, actúa de forma que te empieza a flipar y descubre una versión mejorada y más real del sujeto? Evidentemente nunca sabrá lo que se pierde si no sigues indagando, aunque el coste de oportunidad sea alto.
Hipótesis 2. Se motiva rápido
Más que una cuestión de ser selectivo, quizás simplemente se le encienden los fuegos artificiales a la mínima y deposita toda su ilusión en ti. Eso es muy positivo y le empuja a actuar, lo cual es una gran cualidad del ser humano. Mejor saltar de emoción que ser una ameba en el sofá y contestar a todo con un "meh". Pero claro, lo que para esa persona resulta una ilusión, para ti es una desmotivación.
Hipótesis 3. Sencillamente NO eres esa persona
Ni es el momento. Porque ni dándole tiempo ni intentando ver su lado positivo ha encontrado algo en esa persona que le haga quedarse. Su nivel de exigencia hace que no se le pase por la cabeza ser la pareja de nadie que esté por debajo de Afrodita y Eros. Así que simplemente no es el momento de continuar con ese idilio. Pero el día en que los astros se alineen y se combinen sus ganas de ser pingüino de los pocos animales monógamos con encontrar a alguien digno de su tiempo y dedicación, no tendrá ninguna duda. Ahora solo queda esperar si eres tú.
Tanto se habla de la primera impresión que ya no sabemos si tenemos prejuicios o es que somos impresionistas, o qué. Hay muchas capas que vamos descubriendo con el tiempo cuando conocemos a una persona, pero las primeras experiencias con alguien que acabas de conocer son las que determinan si continúas adentrándote en la jungla de la aventura emocional o simplemente empiezas a pasar de la persona hasta que desaparece de tu vida.
Si tienes suerte, el desinterés es mutuo, si no, pasamos a la etapa de “es un/a pesado/a y no para de escribirme” cuando en realidad lo que ha pasado es que a esa persona se le ha esfumado la ilusión mientras tú escuchas campanitas estomacales. C’est la vie.