Vivir enganchado a las mariposas. ¿Se puede vivir anclado a la emoción de las primeras citas y los besos robados? A esas despedidas con besos en la mejilla donde ambos buscamos nuestros labios.
Nacemos de un modo ingenuo, sin prejuicios sobre las personas, sin exigencias en el amor. Somos niños, es fácil, queremos y queremos que nos quieran. Algo así como un 'me gusta que te guste'. Somos frágiles, hasta que de repente un día rompen nuestra inocencia, nos desvirgan emocionalmente, nos dejan de querer, dejamos de gustar...
¿Será eso lo que nos cambia? ¿Será eso lo que nos transforma en personas desconfiadas, de esas que arquean la ceja en cuanto se presenta un posible nuevo comienzo, en cuanto vuelve a aparecer ese no sé qué que nos hace perder el sentido?
¿Por qué pretendemos dejar de ser inocentes? Dicen que la edad es una enfermedad que se cura con el tiempo. Será que en el amor, el tiempo es un veneno que nos impide ser felices. Que nos impide seguir viviendo con mariposas en el estómago cuando conocemos a alguien que sentimos especial, cuando nuestras miradas se cruzan, cuando nos volvemos torpes y nuestra risa bobalicona… O será que ni el tiempo ni las caídas pueden con la ilusión irracional que nos invade al conocer a alguien nuevo.
“Me gusta que te guste”. Así de fácil. Da igual si eres la persona más prudente, segura e independiente, e incluso un poco borde. De repente, llega alguien que te desmonta con tan solo una sonrisa o una mirada: "mierda, no puede ser, esto no me puede estar pasando a mí, de nuevo…". Y sí, te ilusionas. No importa si tienes 16 o 80 años o si te han despedazado el corazón una y mil veces, sigue pasando. Te despiertas pensando en esa persona, deseas tropezar con ella en la fiesta de tu amigo, te descubres tontamente viendo sus fotos de Instagram, investigando su estado sentimental de Facebook, e interesándote por música que ni siquiera conocías, y sí, de nuevo mariposas en el estómago.
Llámalo butterflies o como quieras, pero sigue pasando, así se concibe el amor, como algo que te agita y te remueve, algo que te saca de la zona de confort, algo que te pilla fuera de juego. Algo para lo que no tienes respuesta ni vacuna… Ni ganas de tenerla, es preferible que te pille así, desarmado, sin evasivas: elijo enamorarme, entregarme, a pecho descubierto, luego ya irá bien, mal o peor…. Pero, ¿por qué no arriesgarse? ¿es preferible privarse del amor por miedo a salir dañado? Fuera coderas y casco, llámame kamikaze. Si me duele el corazón o el alma después, ya cicatrizará: se trata de vivir y amar la vida.
Hagámoslo, intentémoslo de nuevo, así frágil e ingenuamente, como niños...¡vivamos enganchados a las mariposas! a sus idas y venidas, sin miedo al mañana incierto…sin miedo a la locura insensata de enamorarnos, aunque solo sea por un rato. Así, con un 'me gusta que te guste'.
Crédito de la música: Matt Simons Locución: Raul Edo Torres
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