Hay amores que son para siempre y otros que parecían serlo pero se quedan a medio camino. Quieres a esa persona, ha formado parte de tu vida, de tu día a día y se convirtió en alguien indispensable. Pero ya no está, se fue, y ahora otros que parecían serlo pero se quedan a medio camino sino el sinfín de demonios que empiezan a rondar por tu mente y a crear inquietudes.
Entonces un día de reflexión interna, una pregunta atroz asalta tu mente, ¿y si se enamora de otra persona y es entonces cuando definitivamente jamás volvemos a tener otra oportunidad? Y tu mundo se derrumba. Se cae a trozos, notas como cada resquicio te golpea una y otra vez en el corazón. Duele, duele mucho. Pero lo que más te hiere no es el hecho de que pueda entablar ese sentimiento hacia un extraño sino que no vuelva a tener ese sentimiento hacia ti. Tú, que le quieres, que recorrerías el mundo si te lo pidiese para estar a su lado, que estás en un escenario en el que no te hallas, como un bailarín al que le que cambian de obra sin avisar.

Sabías que esto formaba parte del periodo de aceptación, pero no siempre se está preparado. Cómo se supone que debes aceptar que quien te decía "te quiero" ahora regale esas palabras a alguien que no eres tú. No lo aceptas, te resignas a ello. Porque las rupturas no son como una bola de papel que arrugas y tiras a la papelera. Son complicadas, envueltas en una turbiedad que ahoga el alma. Como ese perfume que pulverizas sobre tu piel y tarda incluso días en desaparecer. Tediosas y sosegadas. Pero no sabías que detrás de todas sus tópicas fases, se encontraba un anexo que habla sobre el miedo a que tu ex rehaga su vida.
Si el tiempo lo cura todo, la locura no cura tu tiempo. Pasas cada minuto y cada hora obsesionándote aún más con esa idea, ¿por qué, aunque sepas que la relación no va a ninguna parte, sientes esa necesidad de que te siga perteneciendo la exclusividad de su amor por ti? Necesidad y costumbre. Eso es lo que realmente te ocurre, dicen que el ser humano es un animal de costumbres, te has habituado a ser su único amor y ahora el hecho de pensar que pueda sentirlo por otra persona, te quema, te hierve y te clava puñales en cada poro de tu piel.

Por suerte, no estamos solos, todos en algún momento hemos sentido esto mismo. Y se sale. No sé cuánto tardarás, pero te aseguro que llegará el momento en el que tu corazón vuelva a latir al compás de otra persona, completamente nueva y especial, que se erizará tu piel con otra mirada y será entonces, cuando no te importará que aquel corazón que estaba envuelto en llamas por ti, este latiendo por uno distinto.