Antes de nada un mensaje importante: no tienes ninguna obligación de permanecer en una relación con una persona rabiosa que no sabe gestionar su ira adecuadamente y la suelta contra ti. Como dice en un artículo para Psychology Today la psicoterapeuta Nancy Colier, “si te sientes físicamente insegurx, emocionalmente abusadx, traumatizadx o en peligro, es hora de marcharte”. Así de claro. No obstante, todas las personas, incluida tú e incluida tu pareja, disponen de la rabia en su arsenal de emociones. Y habrá periodos en los que aflore más. Si es emocionalmente responsable la enfocará bien para que no te salpique demasiado, pero aún así será desafiante para ti. Necesitas estrategias.
Una de las más efectivas consiste en tomar distancia emocional. En palabras de Colier, “se trata de aprender a dejar que los problemas de tu pareja sean solo eso: los problemas de tu pareja, sin asumirlos, sin culparte, sin tratar de solucionarlos, sin imaginar que se trata de ti, incluso aunque tu pareja así lo crea”. ¿Está cabreadx porque le han cargado de curro extra en el trabajo? ¿O porque sus amigxs no han cambiado una quedada a la que no puede asistir? ¿O porque su padre ha hecho eso que suele hacer? Tu implicación debe consistir en escucharle y nada más. Y es más: si se comunica tan airadamente que parece que esté enfadado contigo ni eso. Es importante aprender a distinguir.
No morder el anzuelo
Muy ligada a esta está la atención plena, otro de los grandes métodos de afrontamiento de dinámicas de ira. Aquí no solo no te involucras en encontrar una solución sino que además permaneces en un estado de observación consciente. ¿El motivo? Lo último que quieres es que la rabia de tu pareja active tu propia rabia. Según Colier, quien también es profesora de mindfulness, “se trata de abstenerse de morder el anzuelo, sin importar cuánto intente engancharte tu pareja: recuerda, el hecho de que esté enfadadx no significa que tengas que estarlo tú también”. Además, esto te dará una oportunidad para estudiar su comportamiento más objetivamente. Os será muy útil.
¿Cuándo? Pues cuando decidas activar la tercera estrategia: comunicarle tus impresiones acerca de sus problemas de ira, si es que todo eso de andar mosqueado se ha convertido en una realidad diaria. Hazlo con cariño. Hazle ver que está en una espiral. Eso sí, siempre con la idea clara en la cabeza de que tu principal función en todo esto es mantener tu bienestar, mediante una relación sana con su ira, y no salvarle de lo que quiera que esté pasándole. En eso solo eres unx acompañante. Alguien que pone la primera piedra para que mejore. El resto del trabajo es suyo. Si te escucha, crecerá y creceréis juntos. Si no te escucha, serás tú quien tenga razones para estar enfadadx.