¿Me va a doler? Sin duda. ¿Voy a sangrar otra vez? A ver, tampoco nos pongamos tan dramáticos. Solía tener miedo del momento en que volviese a echar un polvo por eso de 'exponer tu corazón' y otras chorradas de ese tipo que Anatomía de Grey me ha metido en la cabeza, pero ahora mi mayor preocupación es pensar que el día que llegue va a ser igual de horrible que cuando lo hice por primera vez. Eso si llega, claro -que ya hasta tengo mis dudas-.
Hace mucho que no triunfo. Mucho. Y cuando digo esto, no es una de esas situaciones rollo tu amiga la que decía que el examen “le había ido fatal”, y luego sacaba un puto nueve. No. Al principio, no tenía ni ganas de quedar para cenar con mis colegas, imagínate de ponerme a ligar. Pereza máxima, acababa de salir de una relación. Encontrarme a mí misma, que lo llaman. Luego, comenzaron los fails: que si parece que le gusto pero luego resulta que tiene novia, que si solo me entran los que tienen cara de loosers… Ahora ya estoy muy harta de salir, hacer la ‘putivuelta’ de rigor por la discoteca y acabar comiendo macarrones con atún en casa de unos amigos de tus amigos a las 8 de la mañana. Hay un número de veces limitado en el que puedes ir de fiesta sin ganas, y yo ese bono ya lo he gastado.
Ahora ya he decidido que me quedo en casa, que se está a gustito, es mi zona de confort, y que me detengan si eso es un delito. La HBO produce suficientes series como para que no tenga que salir de casa de noviembre a mayo.
El problema es que los follamigos no vienen a buscarte al sofá de tu piso, y tengo unas ganas de follar equivalentes a el deseo de un trozo de pizza barbacoa caliente después de tres meses de dieta. Es así, no lo puedo explicar mejor. Así que a grandes males grandes soluciones, he elaborado una minuciosa lista con la que poder follar otra vez. Entre otras cosas, porque si no me pongo ya, llegará la primavera y se acabarán los capítulos de las series que veo, y entonces la cosa va a estar jodida.
1. Hacerme un Tinder: From de lost to the river.
2. Hacer una criba entre mis ex y elegir al que menos probabilidades tenga de pillarse/pillarme otra vez, y dejar que sus manos expertas me saquen del apuro durante un tiempo. Es como eso que dicen de que el dinero llama al dinero, pero con follar, que para el caso sería lo mismo.
3. Citas a ciegas con amigos solteros de mis amigos emparejados. ¿Suena como si fuese una trama de una serie americana sobre una soltera en Nueva York? Sí. ¿Da pereza? También. Pero oye, vamos a tener que esforzarnos un poco, o mal vamos.
4. Darle una oportunidad a ese amigo que SABES que lleva enamorado de ti en secreto mil años. Quizás estás equivocada y resulta que a ti también te gusta. Lo llevabas tan en secreto que ni te habías dado ni cuenta...
Quizás todo esto suene un poco patético/desesperado. Quizás debería de dejar de pensar en el sexo como un requisito para estar bien, y concentrarme en conseguir mi felicidad a través de otras cosas mucho más importantes. Quizás debería de esperar a que surgiese y punto. Pero bueno, todo esto me lo vuelves a decir cuando lleves 8 meses sin follar, como yo.