La regla para no pensar demasiado en alguien que te gusta

Es una obsesión debilitante que puede consumir tu alegría y alejarte del objetivo

¿Estará pensando en mí? ¿Me escribirá? ¿Sabe siquiera que existo? Tener un crush puede conducirte a la obsesión. Sobre todo si eres una persona a la que le cuesta frenar sus propios pensamientos compulsivos. Se repiten en bucle. Te llevan a mil escenarios diferentes. Creas cientos de películas en apenas unas horas. Es una locura. Como dice la psicóloga Erica Spiegelman en un artículo para Poosh, "terminas convirtiendo la reflexión positiva en una preocupación debilitante". Porque evidentemente te pasa factura emocional. ¿Quieres curarte de esa obcecación mental?

Pues Spiegelman, especializada en terapia dialéctica conductual, recomienda comenzar con un poquito de perspectiva. Piensa en tu vida. En la gente que tienes a tu lado. En tus proyectos. En tu futuro. Pon ese enamoramiento en el contexto de algo mucho más grande y míralo como lo que es: una situación menor. Incluso aunque te parezca imprescindible. Es un engaño de tu mente. De tus hormonas. Y recuerda practicar siempre la regla 90-10 en la que el 90% de tu autoestima proviene de ti y solo un 10% del exterior. No le des a tu crush más poder que ese. Bajo ninguna circunstancia.

Pero tampoco se lo des a tu voz crítica interior. En situaciones así en las que andas muy enganchadx de alguien es habitual repensar más tarde los encuentros con ánimo autodestructivo. "Eso que dije fue estúpido". "Aquello otro estuvo fuera de lugar". "No debería haber hecho lo que hice". Es realmente agotadora. Y tramposa. Así que no le des cancha. Tan pronto como la escuches haciendo sus maldades, entra en modo mindfulness y regresa a lo que tengas delante. Se callará. Y aquí ayuda mucho otro consejo de esta experta: "sal al aire libre para dejar de pasar tanto tiempo en tu cabeza".

Entrñegate a la incertidumbre

Cuando vuelvas, porque tarde o temprano volverás, implementa un poquito de humildad. ¿Humildad? Sí, humildad. En lugar de dejarte arrastrar por los "qué pasaría si...", tratando de anticipar el futuro como si pudieras saberlo todo, acepta que la vida es impredecible. Cuando le dices a tu cerebro que no puede encontrar una solución tiende a relajarse. Desactiva el modo frenético. Entrégate a la incertidumbre. Como dice Spiegelman, "algunas cosas siempre estarán fuera de tu control y aceptarlo puede contribuir en gran medida a frenar el pensamiento excesivo". Suéltalo todo. Sin miedos.

Y si no eres capaz de hacerlo, si una parte de tu mente sigue aferrada a esa persona y te trae hilos narrativos nuevos cada dos por tres, prueba con la proyección positiva. ¿En qué consiste? Fácil: "Concéntrate en que el resultado llegue a un final favorable. Imagina las mejores intenciones en los demás. Visualiza tu éxito". E incluso si no se da, porque la vida tiene otros planes, habrás estado viviendo la obsesión de una manera más positiva. Quizá hasta hayas dado pasos más valientes gracias a ello. Habrás crecido más que si te montas historias tristes de rechazo. ¿Qué necesidad hay?