Te habrás topado muchas veces con personas que presumen de decir la verdad sin tapujos. Es probable que incluso las hayas admirado. Al fin y al cabo, es una tendencia muy extendida en nuestra cultura: aupar hasta la gloria a quienes no se cortan ante nada. Pero, como dijo una vez un rapero, en ciertas ocasiones "la verdad se vuelve crueldad cuando carece de empatía". Y es ahí donde entran en escena los eufemismos, modos de expresar las cosas mucho más delicados y disfrazados que, aunque han sido demonizados por culpa del nefasto uso que los políticos hacen de ellos, podrían ser fundamentales en tu relación.
Verdades que no duelen tanto
Así lo considera el doctor en psicología de la Universidad Estatal de Cleveland, León F. Seltzer, quien en un artículo para Psychology Today asegura que los eufemismos "exhiben los valores y las virtudes de la bondad y la consideración". Porque hay muchas maneras de decir algo. Y claramente no es lo mismo comentarle a tu pareja que su mejor amigo es un fantasmón de cuidado que decirle que crees que adorna mucho las historias que cuenta. Como dice Seltzer, "el significado real de la comunicación seguirá siendo el mismo, pero el receptor no se sentirá menospreciado, descartado o rechazado". Es una cuestión de tacto.
A fin de cuentas, tu objetivo no es molestarle, sino hacerle partícipe de una observación o sensación que tienes y que te afecta de algún modo. ¿Qué necesidad hay de activar sus defensas emocionales y encender una discusión? No se trata de andar con pies de plomo, sino de entender que no eres el rey o la reina del mundo y no puedes decir las cosas como quieras sin consecuencias. Las formas importan y mucho. En última instancia, explica este especialista, se trata de "declarar algo posiblemente desagradable de la manera más comprensiva, diplomática y defendible". Es fácil. Especialmente cuando te preocupas por la otra persona.
La falta de empatía os aleja
Además, y como es lógico, las relaciones íntimas son las más afectadas por la política de verdad cruda y dura. Esto es así porque, como asegura Seltzer, "una de las principales cosas que contribuyen al romance es sentir que se te ha concedido la oportunidad de compartir con tu pareja, y ella contigo, lo que normalmente mantenemos oculto a los demás". Pero si compartes algo y tu novix te devuelve una opinión fría y sin contemplaciones que te desmonta emocionalmente, probablemente te lo pienses la próxima vez que quieras compartir algo. Y lo mismo ocurre en dirección inversa: tus comentarios descarnados le alejan de ti.
En un mundo perfecto, todas las personas tendrían una autoestima robusta y una capacidad para encajar los golpes extraordinaria, de manera que podrías prescindir de los eufemismos sin que pasara nada. Pero los seres humanos somos seres muy delicados. Es así. Vivimos de los lazos sociales y la empatía desempeña un papel trascendental. Así que olvídate de la manida cantinela de que las personas que opinan con brutalidad son molonas porque no es así. Son personas irresponsables. La verdad siempre es la verdad, pero articularla bien marca la diferencia. Entre personas sensibles e insensibles. Entre buenas y malas relaciones.