Seguro que sabes lo que queremos decir porque a todos nos ha pasado. Durante mucho tiempo esa persona estuvo enamorada de ti. Tal vez incluso fuerais pareja en algún momento o a ti no te gustara y le dieras calabazas directamente. La otra persona lo pasa mal, tú lo sabes, y esa situación se ha prolongado un tiempo. Tú sentías una mezcla de culpabilidad y para qué engañarnos satisfacción: joder, esa persona está loca por mí porque soy genial. Mola, ¿eh? Pero aquí viene el lío.
Por esas idas de olla que tenemos todos, cuando la otra persona por fin sale de su pozo de mierda y encuentra otro ser al que amar o con el que simplemente echar un polvo, a ti te jode. ¿Pero, por qué? En Código Nuevo nos hemos propuesto descifrar qué parte de tu cabeza es la que controla ese sentimiento egoísta que te impulsa a pensar: "¿pero no le gustaba yo? ¿qué coño hace con ese/a?".
Puro ego
Acéptalo, simplemente estás siendo egoísta. Les ves ahí, paseando de la manita y subiendo selfies que harían vomitar arco iris a My Little Pony y a ti te recorre por la espalda toda la rabia que tenías acumulada desde que Rosa no ganó Eurovisión en 2002. Pues, o bien tienes un ego desmedido y crees que deberías gustarle a todo el mundo y te parece indignante que el susodicho haya abandonado tu club de fans, o todo lo contrario y tu autoestima es prácticamente invisible y necesitas el amor ajeno para vivir tranquilo.
"A todos nos gusta gustar, pero los hay que basan su autoestima demasiado en eso. Si ahora esa persona ya no le están prestando atención se sienten relegados o piensa en qué habrán fallado para dejar de gustarle a esa persona", cuenta la terapeuta sexual y de pareja Helena Angel.
Te habían dicho que el amor era para siempre
Siempre puedes recurrir a un argumento tan clásico como válido cuando te acusen de inseguro: la culpa es de Disney o de Hollywood. Está claro, a ti en las pelis te habían dicho que el amigo pagafantas siempre iba a querer a la princesa, aunque esta se casara con otro. Y claro, era normal que tú creyeras que esa persona iba a estar ahí siempre, jodida en un rincón esperando a que volvieras a estar libre.
Por otro lado, hemos concebido el amor como si fuera una guerra. Se conquista a alguien o se le pierde. "Muchas personas son tan competitivas que necesitan ser más que el otro, aunque ya no le interese esa relación. Por eso, cuando su ex está con otra persona sienten que han 'perdido' o que les han sustituido, aunque haga mucho que lo dejaron", dice la terapeuta. Pero tú quieres que tu ex nunca pase pagina, que siga soltero/a de por vida o al menos hasta que tú encuentres a alguien nuevo. Entonces, y solo entonces, te alegrarías de que fuera feliz otra vez.
Y entonces, le hablas
ERROR. Impulsados por ese rencor o ese ego herido vamos cual correcaminos a abrirle conversación de Whatsapp, Facebook Messenger, Telegram o cualquier medio de comunicación lo más surrealista y enrevesado posible. Porque te puede tu parte cotilla y quieres preguntarle, disimuladamente, de dónde leches ha salido esa nueva persona que tanto le gusta y, sobre todo, qué pasa contigo. "Ya no te gusto, ¿o qué?", te gustaría decir. En su lugar usarás alguna frase tipo. "¿Y qué tal los amores?", algo mucho más políticamente correcto pero cero sutil porque, lo quieras o no, se te va a ver el plumero de aquí a Lima. Y es que tú no le has hablado en un año, pero ahí estás, casualmente hoy, queriendo saber qué tal le va todo. Claro que sí, guapi.
Aterrizando la situación, Helena Angel dice que la respuesta a este comportamiento no se encuentra solo en que hayas pasado demasiadas horas viendo Tu cara me suena y ya no sepas distinguir entre lo simpático y lo ridículo, sino que "suele aparecer un fantasma por nuestra mente. Algo que nos hace preguntarnos qué habría pasado si hubiéramos seguido con esa persona o si, pasado el tiempo y habiendo cambiado, ahora sí funcionaría esa relación".Después de eso te harás el majete y le dirás que te alegras mucho. Pero tu lado manipulador seguirá al acecho, así que empezarás a sacar temas de cuando estabais juntos o incluso le preguntarás por qué le gustabas tanto antes. ¿Se te ha ido la olla o ahora, de repente, te parece súper atractiva esa persona aunque siga pareciéndote un cayo malayo? Pues sí y no. Se trata de la básica regla "culo veo, culo quiero" mezclada con la competición a la que hace referencia Helena. "'Voy a ver si puedo reconquistarla aunque después no me interese para nada', piensan. Necesitan reforzar su autoestima aunque se estén mostrando como personas súper seguras".
¿Qué leches hago para que se me pase esto?
Después de todo esto y de intentar alargar la conversación lo máximo posible, está claro que lo primero que harás es ir corriendo a contárselo a tus amigos esperando su indignación. Desde aquí te decimos que se te acabará pasando.Como estás deseando que te digamos cómo puedes librarte de ese odio infernal que te come por dentro, no vamos a fallarte. "Yo aconsejaría que intenten reforzar su autoestima con cosas que les guste hacer y que no impliquen a terceras personas. Así no basarían su satisfacción personal en gustarle o no a alguien que no significa nada en su vida y que, si de repente se encuentran solos, no necesiten a nadie más", dice la terapeuta. Así que, ya sabes, vete a hacer runnig, conviértete en el mayor cinéfilo del mundo o aprende a hacer macramé con vídeos de Youtube, pero piensa en otra cosa que no te haga parecer un chalado. O, al menos, no tanto.