La importancia del atractivo físico es innegable. Al fin y al cabo, es mucho más probable que te acerques a una persona que te maravilla en ese sentido que a una persona que no te llama nada la atención visualmente. No importa cuánto peso tienen la biología o la cultura en ello. Es una realidad. Y por eso dedicas tanto tiempo a intentar lucir hermosx. Sabes que tu apariencia también puede abrirte o cerrarte algunas puertas y condicionar tus relaciones. No obstante, y como indica el psicólogo John Amodeo en un artículo para Psychology Today, “ es el encuentro de nuestros mundos internos lo que crea la química espiritual que anhelamos”. Harías bien en cultivar ciertas cualidades internas.
Como aquellas que fomentan el compromiso con la otra persona. En palabras del propio Amodeo, “comprometerse comienza por ver a las personas tal como son, ofreciendo y recibiendo un contacto visual suave, atravesando el velo que nos separa, para que nuestros ojos ofrezcan una visión del mundo misterioso y conmovedor de otra persona”. En este sentido, y siempre según este especialista, tu capacidad para dejar de un lado el físico, tanto el tuyo como el de la otra persona, y dejarle profundizar en tu ser y profundizar tú en su ser, es una cualidad que no luce mucho en un principio, pero que construye relaciones muchísimo más potentes que el simple y a veces volátil atractivo físico.
Muy conectado con esto está otra cualidad interna clave: la habilidad de mantenerse en el presente para escuchar de verdad a la otra persona y conocerle como nadie le conoce. “Avanzar hacia el precipicio de esta conexión más profunda significa salir de nuestras cabezas y simplemente ser: respirar, permitir que nuestro vientre se relaje, escuchar con el oído de nuestra alma”. Si estás demasiado enfocado en el atractivo físico, en el tuyo o en el suyo, y no aprendes a verlo como un simple portal de entrada a esa otra persona, corres el riesgo de no tener tiempo ni concentración para lo que de verdad importa. A la larga no erigiréis un vínculo verdaderamente íntimo y único.
Estas dos grandes cualidades, la de comprometerse a conocer a fondo a la otra persona y la de mantenerse presente con ella, son todavía más atractivas cuando se rodean de otras secundarias pero diferenciales como la valentía, la ternura, la receptividad o la autenticidad. Esta última es especialmente importante, ya que mostrarte auténtico es la llave para la autoaceptación y la buena autoestima, dos características que resultan mucho más relevantes en la atracción que el físico. Sobre todo en la atracción a largo plazo. ¿Buscar el look perfecto? ¿Matarse en el gym? ¿Ponerse cremas? Vale, pero saca tiempo también para trabajar lo que hay dentro. Es lo que marcará la diferencia.