¿Me quieres? Es la pregunta que más solemos formular en una relación. Podemos hacerla en la fase de enamoramiento para reafirmar nuestro amor porque sabemos que la otra persona nos dirá "sí, mucho, más que la trucha al trucho"; pero también es común hacerla años más tarde cuando la relación se ha desgastado y se están poniendo los puntos sobre las íes; o incluso en relaciones que hace poco que han empezado y no se está seguro de los sentimientos que tiene la otra persona hacia nosotros: ¿estará comprometido a seguir adelante o se lo toma como un pasatiempo?
La pregunta es relativamente fácil de hacer, pero la respuesta en muchas ocasiones es más difícil de encajar. Si tu pareja te responde "no lo sé", "no estoy seguro", o simplemente hace una larga pausa en la que duda, probablemente te recorra un sentimiento de inseguridad y agobio por dentro que no podrás controlar: ¿no lo sabe? ¿Cómo puede no saber algo así?
En ese momento de reflexión hay un instante fugaz en el que tu cerebro te está dando una respuesta; si no lo sabe, es que no te quiere. Sin embargo, la razón no le gana siempre el pulso al corazón, como muchos ya sabréis, y seguidamente es común empezar a teorizar en posibilidades por las que puede no estar seguro o segura de quererte; tal vez está quemado por la última discusión, tal vez cambie de opinión con el tiempo o tal vez sea cualquier otra cosa sin importancia.
Si no te quiere, no debes aferrarte al "tal vez cambie"
Según Elena Crespi, psicóloga, sexologa y terapeuta de parejas, "cuando alguien dice 'no lo sé' ya se genera la duda. Sin entrar en casos particulares, cuando te dice que no lo sabe, el no ya lo tenemos; eso tiene que quedar muy claro". Tener un pensamiento objetivo desde fuera de la relación es más sencillo que desde dentro, por eso muchas veces nos autoengañamos y autoconvencemos de que ese "no lo sé" puede transformarse en un "sí".
Es entonces cuando se recurre a los pensamientos prefabricados del tipo: "solo hace falta esforzarse más", "tengo que darle más cariño" o "hacer las cosas mejor". Pero, en realidad, debemos tener presente que si llegamos a ese punto significa que la relación ha entrado en una dinámica dañina en la que se pueden sufrir graves problemas de autoestima a largo plazo. "La esperanza de que nuestra pareja cambie de opinión es siempre algo que tenemos presente, pero no debemos caer en ponernos rebajas a nosotros mismos. Es algo que comúnmente se ve más en mujeres; rebajamos nuestro precio, simbólicamente hablando, con frases como ‘ya cambiará' o 'ya me querrá más' y eso forma más parte de la dependencia del amor", asegura Crespi.
En el fondo, la dependencia es un síntoma de la falta de autoestima que recibes en tu relación y que puede acabar perjudicando a otras ámbitos de tu vida. "Hablamos de dependientes afectivos; cuando ya no partimos de una base de amor, sino de una base de dependencia, nuestra autoestima baja mucho y eso hace que aún nos valoremos menos y nos permitamos que nos pisen más", añade la especialista. Es más, Crespi asegura que aunque no haya violencia o malos tratos, "en una situación de dependencia estamos dejando que alguien se crea superior a nosotros, incluso llegamos al punto en el que nosotros mismos pensamos que alguien es superior y esto daña directamente a nuestra autoestima".

¿Cómo decir basta y respetarte a ti mismo?
Continuar en la relación con esa desconfianza e inseguridad en la otra persona, y en nosotros mismos, es perjudicial para ambos y uno debe reflexionar si vale la pena sufrir por alguien que no está seguro de querernos. Walter Riso, doctor en psicología y autor de numerosos libros, aseguró en una de sus entrevistas que él mismo ha aplicado en sus relaciones de 12 y 17 años los consejos y recursos que ofrece en sus obras y terapias: "Tengo un chip que me dice que no puedo querer a alguien que no me quiere, así estoy inmunizado frente al abandono, al rechazo o al despecho". ¿Pero cómo llegar a ese punto de frialdad en el que saber decir basta?
Lo esencial es no perder el autorespeto o recuperarlo en el caso de que ya haya pasado un tiempo en el que hemos estado sufriendo. Crespi siempre aconseja a sus pacientes que se focalicen en su valía personal, en pequeñas cosas que ayuden a quererse y respetarse; un trabajo que, por otra parte, es difícil de conseguir solos, por lo que siempre es aconsejable acudir a alguien que nos pueda ayudar con una visión desintoxicada de lo que sucede en la relación: "Yo siempre digo que no se sube una montaña de golpe, necesitamos que sea pasito a pasito".
Walter Riso también aconseja comunicarse con la pareja antes de nada. Según su experiencia, hay tres cosas que debemos valorar antes de tirar la toalla en una relación:
- Preguntarle a tu pareja si se encuentra satisfecho con la relación a nivel sexual y en otras facetas. Si existe alguna solución a las pegas que te ponga, entonces podéis trabajar en ello.
- Si tienes una relación de amistad con tu pareja, humor y proyectos de vida en común, por lo menos estáis de acuerdo en lo básico y puede haber un futuro. "Si tu proyecto y el de tu pareja son distintos es una señal importante para abrir los ojos; a lo mejor no estáis hechos para estar juntos", opina por su parte Crespi.
- ¿Sufre tu pareja con tu sufrimiento? Si le dices que te ha dolido profundamente que no sepa si te quiere y ves empatía y sufrimiento en él o ella por saber que lo estás pasando mal, es posible que también esté inseguro/a y haya voluntad de arreglarlo. En caso contrario, analiza lo bueno y malo que te aporta la relación y toma una decisión.

Intentar arreglar las cosas, sobre todo en relaciones que han sido largas, es un paso a los que muchos se aferran. Sin embargo, nuestra experta cree que la terapia no hace milagros: "No puede hacer que nos queramos pero si puede ayudar en relaciones que estén un poco desgastadas. En relaciones largas es más común luchar por todos los medios para que no se rompa, pero si no se consigue debemos plantearnos que a lo mejor no es posible esa unión". Una vez dices adiós, no es el fin del mundo y existen muchas formas de superarlo. Si no te quiere, no importa; tú mismo debes ser la fuente de amor más importante que tengas, lo demás ya llegará.