“La cuerda cortada puede volver
a anudarse, vuelve a aguantar, pero
está cortada. Quizá volvamos a tropezar,
pero allí donde me abandonaste
no volverás a encontrarme”.
Bertold Brecht
El tiempo lo cura todo. Hay muchos peces en el mar. No te merecía. Qué putada. Ánimo. Adelante… Sí, seguro que a casi todos nos ha sucedido. Un desengaño, una relación sinuosa, una ruptura amorosa de esas que te parten lo más hondo del alma. Parece fácil decirlo e imposible creerlo cuando se está padeciendo ese dolor atroz, pero hagamos un precioso ‘spoiler’ del desenlace: “Después de 30 años de atender pacientes de todas partes del mundo, de todos los tamaños, colores, religiones, razas, sexo o lo que sea, mi conclusión es que el 99% sale de esto”. Así de tajante y optimista -con conocimiento de causa- se expresa Walter Riso, Doctor en psicología, profesor y célebre autor de libros superventas en todo el planeta que nos regala su último trabajo, Walter Riso. Lo suyo son guías para evitar el sufrimiento humano en diferentes momentos de la vida. Un fenómeno, sin duda.

En el diván con Walter Riso
Al otro lado del teléfono, Walter Riso atiende a Código Nuevo con una verborrea magnética y arrolladora. “El abandono afectivo es uno de los principales motivos de consulta”, afirma. ¿Y cómo afrontar la ausencia de alguien con quien compartiste tantas cosas?, planteo antes de tumbarme en un diván imaginario. El sabio describe varias hipótesis de relaciones quebradas:
- Condición A: “Yo te dejo porque estoy con otra persona o porque ya no te quiero o por otro motivo. Sufres como un animal. Lo que puede pasar en mí por dejarte, si es que tengo una dosis de humanidad, es que sentiré culpa. Culpa absurda porque no tengo el deber de amarte, sí el de respetarte, el de no engañarte". Pero estás tocado.
- Condición B: “Tú eres un hombre insoportable, indiferente con tu pareja, que la trata mal, tacaño, narcisista, piensas ‘qué suerte para esta mujer estar conmigo’… Esta mujer llega a mi consulta y siente la pérdida como si se muriera alguien cercano, con la diferencia de que aquí existe la esperanza. Si se muere alguien no hay más, a no ser que creas en los muertos vivientes. ¿Qué es mejor, Jesús o Buda, la esperanza o la desesperanza? Ella va a la consulta y le pregunto: ‘¿Qué tal era tu ex?’. ‘Inicialmente era normal, pero se volvió insoportable’. Aquí hay un desamor que te libera. No todo el desamor es malo”. No, no se cambia de la noche a la mañana.
Aplicando una ley universal no escrita, remata: “Mira, Jorge, hay muchos matices y situaciones, pero las personas que dejan sufren mucho menos que las personas que son dejadas”. Y -sí o sí- prepárate para asumir el duelo afectivo.

Duelo afectivo
Este proceso no hay quien te lo quite. ¿Y de qué va? Seguro que te suena la historia: primero, te quedas aturdido un tiempo por la ruptura, no te lo puedes creer, lo niegas. Después llega el anhelo, la búsqueda de explicaciones, la ira, la indignación, el por qué, "¿por qué yo". Tercera etapa: el terrible sentimiento de culpa, la desesperanza, la tristeza…
Y tras recorrer este hermosísimo camino sembrado de emociones espinosas, llega la recuperación. Porque otra vida es posible. ¿A que se dice fácil? Atrévete a intentarlo. “El tiempo ayuda, pero hay que ayudar al tiempo”, subraya Walter Riso como un rapsoda de la motivación. Lo más importante es pensar que eres digno y la clave de la recuperación es no caer en una depresión. Sentir máximo respeto por uno mismo. Saber que “no te merece quien te lastima”, repite.
Juventud intensa
Ojo al dato. Eres joven. Eres más intenso en el sufrimiento. Pero también olvidas antes. “El olvido del primer amor es simpático porque uno lo pone en formol”, admite Riso. “Por ejemplo, si me separo con 50 años empiezo a pensar en el primer amor e incluso lo voy a buscar”. Según su experiencia, a mediana edad es cuando se ven los sufrimientos más desgarradores porque hay mucho apego, inversiones económicas, familia… Ya en la vejez es muy raro el abandono. “Y siempre digo que la mujer es más sana, que tiene más inteligencia emocional”. Como los jóvenes, sufren más, pero salen antes del fango. “Las mujeres suelen ser más dependientes emocionalmente, pero los hombres más dependientes sexualmente”, expone.

Walter Riso observa que la juventud actual cuenta con mas autonomía, pero al medir los baremos sobre dependencia emocional lo curioso es que todo sigue igual. La autonomía queda en irse de casa –si se puede- y hacer lo que apetezca, pero al indagar en el tema afectivo nos confiesa que ha visto llorar como bebés a presidentes de multinacionales y señoras ejecutivas que dirigen equipos de cientos de personas.
Cómo superar una ruptura
Los jóvenes se están separando antes de los tres años de relación. “Yo creo que la gente se equivoca más casándose que comprando un piso. Con un piso miras mil detalles. Cuando uno se casa basta con decir ‘te amo’ y no, eso no es suficiente”.
Concluyendo: si pasas por un desamor, céntrate en tus estudios, hobbies, familia, amigos. Porque si uno tiene una buena red de apoyo social -más allá de Internet- y se aleja de las compañías tóxicas, logrará soltar lastre. Ataca con la razón las ganas de volver. Quítate la venda de los ojos. La fuerza interior te permitirá crecer si consigues desvincularte de tu ex y de cualquier amor imposible que aparezca por ahí. Relájate, regálate premios, cuídate, medita. Toma el control de tu vida.
“Amarse a uno mismo es el principio de una historia de amor eterna”
Oscar Wilde
El sufrimiento puede ser útil. Recreáte a ti mismo. A ver, que sí, que te esperan unos meses de lucha, "pero hay que ofrecer resistencia, no negociar con tus principios y tener ‘autorrespeto’".