Por qué solo dices tonterías cuando te gusta alguien

Pero… ¿por qué habré dicho eso? Qué imbécil. Podría haber nombrado a Nietzsche y lo más inteligente que se me ha ocurrido soltar es una frase de la Belén Esteban. Reconócelo, a ti también te ha pasado. Quedar con la persona que te gusta y no ser capa

Pero… ¿por qué habré dicho eso? Qué imbécil. Podría haber nombrado a Nietzsche y lo más inteligente que se me ha ocurrido soltar es una frase de la Belén Esteban. Reconócelo, a ti también te ha pasado. Quedar con la persona que te gusta y no ser capaz de articular dos frases coherentes seguidas, no es algo que te sea ajeno. Para tú tranquilidad, no eres idiota. Y no es que lo diga yo, lo dicen los expertos.

El psicólogo Pedro María Ruiz de Assín explica que, en estas circunstancias, “aumenta nuestro nivel de actividad. Es normal y, además, es adaptativo”. Lo que, en principio, tendría que ponernos más ‘alerta’ y hacernos ser capaces de sacar lo mejor de uno mismo. Es lo que la psicóloga Ana León define como “deseabilidad social”, una necesidad de ser aceptados socialmente, que todos tenemos en mayor o menor media, “y más si se trata de una persona que nos gusta”. Por ello, continúa, “tendemos a tener un comportamiento antinatural, pensamos cómo actuar”, en vez de dejarnos llevar durante una cita.

Esa incapacidad para mostrarte tal y como eres se debe "al miedo al rechazo, a no cumplir las expectativas del otro o a hacer el ridículo" y  "hace que nos pongamos nerviosos", observa Héctor Galván, Director Clínico del Instituto Madrid Psicología. “Te estás observando a ti también, te criticas y te dices a ti mismo ‘qué tontería acabo de decir’ pero hay que saber que es normal, que no pasa nada”, añade la psicóloga, Paola Duchen.

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A todos nos pasa en mayor o menor media, si bien es cierto, que las personas más inseguras, que necesitan sentirse valorados por los otros siempre o con tendencia a padecer ansiedad, son más propensas. Además, si estás pasando por un mal momento o te han hecho una mala jugada que esté dificultando tus relaciones sociales serás más susceptible a ponerte nervioso/a ante la perspectiva de un encuentro con la persona que te gusta.

Para evitar que se llegue a generar un verdadero problema, que ocasione estados de ansiedad que lleguen a “no querer encontrarse con la otra persona”, asegura Duchen, hay un total de seis pautas que se pueden seguir para controlar la situación y no quedar como un completo y auténtico imbécil:

1. Súbete al pedestal

Si te gusta una persona es porque posee ciertas cualidades que admiras, pero eso no significa que se una divinidad. Es tan humano como tú o más. Si hay que subir a alguien a un pedestal, que sea a ti. Normalmente, según explica la psicóloga Ana León, se otorga a la otra persona “la etiqueta de segura, situándote en un rol de inferioridad, por lo que la exigencia de quedar bien, aumenta”, explica León. Por ello, analiza la situación, sé racional a la hora de describir tus cualidades y las de la persona que te gusta. Con este ejercicio, reducirás la distancia que has creado entre la otra persona y tú.

2. No te predispongas a lo negativo

Acaba con la ‘profecía autocumplida’. Es decir, si estás pensando todo el rato que vas a meter la pata, decir algo inconveniente y quedar en ridículo, es más probable que lo hagas. Si tienes miedo al rechazo, “anticipas que te van a rechazar”, indica Ana León, y aumentan las probabilidades de que generes una situación en la que quedes mal. Piensa en positivo, en que todo va a salir bien y de tu boca solo van a salir frases geniales e ideas brillantes.

3. Asume riesgos

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Todos tenemos miedo al rechazo, pero si no asumes riesgos, tampoco alcanzarás el éxito. Y, si vas a parecer tonto, mejor que sea con razón, ¿no? "Si te da vergüenza reírte, hazlo. O no te compres ropa específica para esa cita, sino que ve con algo con lo que ya estés cómodo", recomienda la psicóloga Ana León. Eso sí, ya que se trata de asumir riesgos, que sean controlados. Así que prepara “las circunstancias y la situación”, explica Pedro María Ruiz de Assín. El sitio, la hora, qué vas a tomar, etc. son aspectos sobre los que tienes capacidad de decisión y que puedes utilizar para sentirte más a gusto durante tu encuentro.

4. Habla de lo que sabes

El cine coreano, las últimas tendencias musicales en Ghana o la ornitología no tienen por qué ser tus especialidades. Busca temas comunes de conversación, de los que sepas, y en el caso de que surja una conversación en la que no controlas los detalles, “reconoce que no sabes de ese tema, o simplemente reconoce que no sabes de qué hablar. Date permiso para no fingir”, apunta Ana León. Eso no te dejará como un inculto o como alguien sin intereses, sino como una persona sincera.

5. Pregunta

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Además, no saber de un tema te da una gran oportunidad para mostrar lo brillante que eres si haces preguntas. Y recuerda que ‘no hay preguntas tontas, sino respuestas estúpidas’. Preguntar no sólo te permite interesarte por la otra persona, sino que también te brinda una ocasión fabulosas para “reconducir un tema de conversación”, indica Duchen.

6. No te prepares las conversaciones

Te lo habrán aconsejado miles de veces, pero cuenta hasta 10 antes de hablar, así te das tiempo a pensar qué quieres decir y cómo lo quieres decir. Respirar y darte un tiempo para relajarte y poder elegir tu siguiente movimiento te permitirá ver la situación con perspectiva.

Y, sobre todo, si bien puedes preparar la respuesta en el momento, todos los expertos aconsejan que “no te prepares de antemano las conversaciones”. Hablar con alguien, y más si es una persona que te gusta, es un acto dinámico, en el que van y vienen temas de conversación. Si no puedes soltar esa frase que te has estudiado para parecer interesante, te frustrarás, o peor, ahí sí que quedarás como ‘tonto’, si sueltas una cita de Kierkegaard cuando no viene a cuento.

Sé natural. Y cómo dice el anuncio de Meetic, “si no te gustan tus imperfecciones, a alguien le gustarán”.