No Te Dejo Por Ella, Te Dejo Por Mí

Las cosas iban mal. Perdimos las ganas de vernos, de estar juntos, de querernos, y cuando lo hacíamos era más por costumbre que por un “esto es lo que quiero”. Empecé a verte defectos, a querer culparte de todo, a tratar de convencerme a mí mismo de

Las cosas iban mal. Perdimos las ganas de vernos, de estar juntos, de querernos, y cuando lo hacíamos era más por costumbre que por un “esto es lo que quiero”. Empecé a verte defectos, a querer culparte de todo, a tratar de convencerme a mí mismo de que la razón por la que ya no sentía lo mismo que antes era porque tú habías cambiado en algo.

Por las noches solía preguntarme cómo sería el día siguiente sin ti, esa clara señal que empezamos a mandarle al cerebro y al corazón para irlos acomodando a la idea de que ya no vas a estar más aquí. Planteaba distintos escenarios, siempre unos en el que yo era ganador pero los que más me preocupaban eran esos en los que yo quedaba como perdedor. Imaginarme que me arrepentiría me daba un miedo terrible, pues claro, hemos estado juntos mucho tiempo; he compartido muchos momentos contigo y en tantos lugares que -estoy seguro- me recordarán a ti cada vez que vuelva a pasar por ellos.

He empezado a sentir el deseo de salir con otras personas, de darte excusas como “hoy no me da tiempo” o quizás, “hoy estoy cansado, nos vemos mañana”. Esconderte lo que había hecho ha comenzado a ser parte de la nueva costumbre, del “me estoy rebelando”, del “me da igual si lo descubre o no”, muestra de que mi interés por lo que vayas a decir o pienses de mí, ya no me importa tanto. Has sido esa almohada a la que le contaba todos mis secretos, la que lo sabía todo, pero he decidido meterla debajo de la cama.

¿Hay alguien más? Es probable. Cuando empezamos a desencantarnos de una flor es porque hemos visto otra que ha atrapado nuestra atención. Sus mensajes de “buenos días” me aceleran más el corazón que los tuyos; querer hacer algo hoy suena más grato cuando lo pienso con ella y no contigo. ¿Qué me pasa, si te quería tanto? Y al caer en la cuenta de que nos hemos hecho la pregunta en pasado, descubrimos que esto ya no tiene más futuro.

Te dejo, no quiero seguir. Y me armas una escena sin escuchar el porqué, cegada por el hecho de que “hay alguien más”. ¿Y qué si es porque quiero salir más con mis amigos que contigo? ¿Qué si quiero salir con otras y ya no contigo? Venía trabajando en esto desde hace tiempo y yo también pensé que quería terminar porque hay otra, pero no es así.

No te dejo “por ella”, lo hago por mí. Lo hago porque ya se me han hecho insoportables los minutos a tu lado. Terminar es lo más sano porque has sido tan importante en mi vida, que lo que menos quiero es dejar de quererte para empezar a despreciarte. No es “por ella”, es por mí. Es porque me siento mejor conmigo cuando no estoy contigo, porque no quiero que seas ni yo ser el estorbo en tu camino.

No te dejo “porque ella es mejor que tú”, lo hago porque yo ahora me siento mejor sin ti. Y te tiene que valer poco si luego de ti viene alguien más, ambos seguiremos nuestro camino con distintos rumbos, y no hay razón para que nos odiemos si existe alguien más. ¿Que estoy siendo cruel? Solo quiero que te des cuenta que mantengo en pie mi decisión, que no estoy borrando de mi mente todo lo que he vivido contigo, que seguramente con el tiempo volveremos para ser amigos, y que mi intención no es herirte sino simplemente terminar esta relación.

No te dejo “por ella”, te dejo por mí; porque antes sentía que era feliz contigo, pero ahora lo siento cuando estoy sin ti.

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