Son todas esas que te dejan con la boca abierta, el corazón roto y piensas: "¿cómo puede ser que la persona a la que más quiero me esté diciendo esto? El contrapunto de las que se decían al principio, de las que asomaban a sus labios sin avisar para deleitarte los oídos y te hacían sentir tan querido. Los 'te quiero' y los 'me encantas' han desaparecido, dejando paso a otras sentencias que auguran tiempos peores y que, por mucho que te empeñes en creerlo, NO significan 'te quiero'. Y para que, si todavía no te ha pasado, no te pillen desprevenido si es que llegan alguna vez, estas son las cinco frases tóxicas más terribles que se pueden escuchar por boca de quien antes te declaraba su amor eterno.

"Vas a tener que elegir"
Malo. Los ultimátum son siempre sinónimo de la voluntad de dominio sobre el otro. Escoger entre la pareja y los amigos o la familia, entre sus planes y los tuyos, resulta siempre complicado, pero el simple hecho de que esa decisión sea motivada por una imposición supone acercarse al precipicio y comenzar a construir una relación malsana avocada al fracaso.
"Tienes que..."
¿Cómo que 'tengo que'? Otro síntoma de ánimo dominante. Las peticiones nunca deberían ser impuestas. El hecho de que alguien trate de establecer las prioridades de otro, sus acciones y movimientos, tan solo traerá consigo un torbellino de disputas o una situación de desequilibrio que, también, acabará con la ruptura –o con una vida lastrada y no autónoma–.
"Te dejas llevar demasiado por tus emociones. Relájate un poco"
Encima. No solo tienes que atenderle por encima de todo sino que, además, no puedes quejarte. Parece que debieras hacerlo de forma natural, asumiendo como propios todos sus deseos sin levantar la voz. Esa frase denota que el otro no valora tus preocupaciones y tu independencia, y que te quiere a su servicio sin permitir ningún reproche.
"Jamás te fallaré"
Todos somos humanos y, como tales, erramos continuamente. Por eso, establecer ideales de conducta irrealizables terminará por conducir a la frustración. Toda pareja debe ser consciente de las carencias del otro, y determinar hasta qué punto está dispuesta a asumirlas. Lo de creer que esa persona es perfecta y nuna habrá nadie como ella, para el cine.
"Por ti voy a dejar de..."
Da igual lo que venga después. Un hábito no demasiado ideal, o incluso tóxico, debe ser vencido por propia voluntad, y no para agasajar al otro. Porque, nuevamente, se asume un compromiso que quizá no se pueda cumplir, y un compromiso no satisfecho es también germen de discusión. Y si resultas ser tú quien la diga y estás dejando aparcado algo que te hace feliz por complacer a tu pareja: alerta, porque esa pérdida de individualidad que estás asumiendo te pasará factura en el futuro.
Tras cualquiera de ellas, pronto asomará el temido 'tenemos que hablar' o el ya definitivo 'no puedo más, hasta nunca'. Por eso, si la sospecha de que alguna de estas cinco frases está cerca de ser pronunciada, o si tu pareja comete el error de verbalizarla, quizá debáis tener una conversación profunda antes de que sea demasiado tarde.