El gaslighting existe. Es muy real. Una estrategia manipuladora con la que la otra persona intenta hacerte dudar de tus propias percepciones e incluso de tus propios recuerdos. Y lamentablemente muchxs de nosotrxs la hemos padecido. No obstante y en opinión de la psicóloga Ahona Guha, especializada en el análisis del comportamiento abusivo humano, el término está utilizándose erróneamente “para etiquetar cualquier forma de comportamiento con la que el receptor no esté de acuerdo, como una forma de ataque o como una forma de callar a las personas en las discusiones”. Sí, la propia acusación de gaslighting puede formar parte de una táctica de manipulación.
Y no estamos hablando de personas que, fruto de la falta de formación especializada en psicología, acusan a otra sin fundamento profundo de estar practicando gaslighting. Eso es normal. Eso puede pasar. La intención es razonable: defenderse de lo que perciben como un ataque. Ese no es el problema. El problema es esa gente tóxica que utiliza el argumento de me estás haciendo gaslighting cada vez que su pareja intenta dar su punto de vista de un conflicto para no tener que negociar y, quizás, reconocer que no tiene razón. Lo que buscan es salirse con la suya y promover una relación desigual en la que la discrepancia parezca malicia y tergiversación.
Cómo saber si es realmente ‘gaslighting’
En este sentido, y según la propia Guha, “hay una variedad de momentos en los que los comportamientos pueden parecer gaslighting pero en realidad no lo son”. Si te escuchas a ti mismx diciendo eso no es lo que recuerdo, me malentendiste porque no quise decir eso, lo que dije no fue tan grave o esa no era mi intención, y la otra persona te acusa automáticamente de estar haciéndole luz de gas, debes mantenerte fuerte y ser consciente de que no es verdad. Simplemente estás defendiendo tu perspectiva. Como añade esta terapeuta, “las personas a menudo viven y recuerdan las cosas de manera diferente pues la memoria no es un registro literal de la verdad”.
En última instancia, lo que separa el gaslighting de una oposición sana es la intencionalidad. Si tú estás maquillando lo que dijiste en su día con la finalidad de confundir a tu pareja, eres unx gaslighter de manual y te mereces cada letra de la etiqueta. Por el contrario, si te equivocas o aciertas llevándole la contraria a tu pareja cuando dice que algo pasó con total seguridad porque estás convencidx de que no pasó así, estás en tu derecho de enfadarte por la etiqueta. Al fin y al cabo, es una especie de gaslighting a la inversa: acusándote consigue acallar tu voz y conseguir que reine la suya. Si sabes que eres honestx no tengas miedo nunca de expresar lo que piensas.