Querido padre de mis hijos,
No tengo nada claro que estés ya en mi vida. Lo que está claro es que, si estás, todavía no te has manifestado. O no me he manifestado yo, pero si no lo sabes todavía, pronto sabrás que para estas cosas siempre peco de empanada.
Lo más probable es que lo nuestro surja como sin querer. De repente, nos daremos cuenta de que no hay nadie con quien estemos más cómodos que el uno con el otro y, de forma natural, acabaremos convirtiendo esa tendencia en una decisión. Tengo claro que no quiero que nos lleve la inercia: quiero que, en cierto momento, decidamos que estar juntos es un buen proyecto.
Y va a ser fácil, porque conectaremos tan bien que hará falta poco para entendernos. Y va a ser divertido, porque vamos a tener un sentido del humor muy similar. La confianza no va a dar asco, lo que va a darnos es la libertad de hacer el imbécil todo lo que queramos.
Pero va a ser difícil también, claro. Porque cada uno llevamos nuestra mochila de decepciones y es muy complicado abandonar el miedo. Porque a veces me pongo un poco cerril y es frustrante no poder sacarme de mi desconsuelo. Tardarás en darte cuenta de que me basta con que estés y que no pretendo que me soluciones la vida. Te costará entender que mi independencia no es desinterés. Y a mí me costará comunicarme, porque siempre me cuesta. Estoy tan acostumbrada a estar sola que vas a tener que recordarme muy a menudo que somos un equipo.
No sé si vas a ser canónicamente guapo, pero tengo claro que todo el rato voy a tener la sensación de que te sobra la ropa. Echaremos de vez en cuando algún polvo solemne, pero lo normal será que el sexo sea, sobre todo, divertido. Espero que encontremos ese equilibrio entre lo tierno y lo salvaje que hace que estas cosas se mantengan vivas.
Yo te prometo que siempre seré honesta. Que te diré las verdades y no lo que quieres oír. También te prometo que siempre tendrás la puerta abierta y que, cuando algo me duela, te lo diré directamente. No quiero una relación telepática: quiero que siempre sepamos lo que hay. Vamos a pasar noches enteras discutiendo, eso te lo digo desde ya. Buenos vamos a ser. Nos plantearemos nuestra relación una y mil veces, pero es porque quiero que siempre, siempre, siempre, tengamos la certeza de que estamos juntos porque queremos estar juntos y no porque nos sentimos en la obligación de estarlo. Quiero tener la certeza de que te quedas porque quieres quedarte. Yo te quiero libre.
Quiero que nos ayudemos a ser lo que queremos ser. No pretendo que cada día sea especial porque no quiero una historia intensa: lo que quiero es que seamos compañeros. Claro que tendremos días inolvidables. Vamos a hacer un montón de cosas juntos. Vamos a vivir un montón de cosas juntos. Pero también vamos a seguir haciendo cosas por separado. Quiero que podamos contar siempre el uno con el otro, pero que conservemos nuestros mundos. De hecho, una de las cosas por las que voy a quererte es porque tienes un mundo propio. Quiero que me invites a conocer ese mundo, pero no quiero colonizarlo. Quiero poder seguir descubriendo cosas de ti por mucho tiempo que tengamos por delante.
No te voy a mentir: no tengo prisa por que aparezcas. La verdad es que ahora mismo estoy muy bien. Pero, si llegas, espero darme cuenta. Y espero que tú te des cuenta también. Sería una pena que no lo intentáramos.
Hasta entonces, te envío los besos que te daré.
Lítera
Crédito de la imagen: Maud Chalard