Siempre lo mismo. Nos damos cuatro besos, masturbación, sexo oral y por último, penetración. Eso es así. Vivimos esperando cuándo será el día en el que echemos un polvo y, cuando llega, solo pensamos en meterla. Porque si no, no es sexo. Las películas, los libros, el porno, la religión y absolutamente todo lo que nos han enseñado, dicho o transmitido nos ha empujado a creer que el sexo se centra en el coito y que todo lo demás son complementos que lo hacen más divertido y que nos entretienen mientras llega lo verdaderamente importante. Pero no debería ser así en absoluto. Y es que este orden establecido y sinsentido es un concepto insatisfactorio y represor para ellas, causante de un montón de disfunciones sexuales para ambos y, en general, un aburrimiento total.
Nunca te lo habías planteado

Por eso, a veces incluso habrás dicho que has o te han 'dejado a medias' cuando has practicado sexo oral o masturbación pero no habéis follado, o puede que seas de esas personas que lo valoran como algo íntimo y que accede a los preliminares, pero que solo llega 'hasta el final' con las personas que le importan. Y además, fíjate, dejamos de ser oficialmente vírgenes cuando nos han o hemos penetrado. ¿Por qué?

Pero esto no va de falocentrismo machista. Sino que la cosa está implantada mucho más allá. Incluso, Elena explica, que cuando nos creemos súper modernos y pensamos en el placer de la mujer bravo por eso inconscientemente seguimos teniendo la penetración como objetivo final. "Ahora se ha añadido una nueva variable a ese orden sexual clásico. Algunas parejas se han dado cuenta por fin de que llegar al orgasmo al mismo tiempo es algo prácticamente imposible, y ya sea porque ella lo exige o porque a él le gusta verla gozar, optan por que ella tenga el suyo durante el sexo oral previo y, después de eso, van a por el orgasmo de él mediante el coito". Cosa que sigue sin sacarnos del patrón en el que meterla es el gran final.
Un montón de problemas sexuales
Algo que a simple vista parece tan inofensivo podría llegar a traeros, tanto en pareja como individualmente, problemas mucho más graves a largo plazo. "Hay muchísimas mujeres que se sienten insatisfechas sexualmente y ni siquiera lo saben. Puede que nunca lleguen a tener un orgasmo solo por creer que deben conseguirlo mediante la penetración cuando, en general, hay muy pocas que lo consigan así", me asegura Elena.

En el caso de los hombres, suelen sentirse presionados a estar siempre a punto para la penetración y que ella lo disfrute muchísimo, así que no es raro encontrar casos de disfunción eréctil o disfunción eréctil por culpa de este tipo de estereotipos.
Además, cuando sistematizamos algo no creemos que haya más por descubrir ni probar, así que ni siquiera hablamos de ello. Según Elena, "es muy común entre las parejas no contarse cómo les gusta que les toquen o qué les gustaría que el otro les hiciera, tal vez porque ni ellos mismos se lo hayan planteado. Si aprendiéramos que no es obligatorio disfrutar con este patrón sexual, se nos abrirían muchísimas puertas al placer".
Cómo lo resolvemos

Elena aconseja que habléis y que nunca deis por sentado qué le gusta a vuestra pareja. "Si la gente supiera lo que le pasa por la mente a su pareja, se divertiría mucho más y sentiría más confianza con el otro". También le pido algún truco para empezar. "En lugar de ir directos al coito, regaláos un masaje erótico con aceite o crema. Este tipo de masaje erótico hacen que sintáis cosas mucho más intensas y que, cuando paséis al sexo, este sea mucho más placentero" y añade que, sobre todo, nos deshagamos del orden en la cama. "Todo es sexo, así que mézclalo, repite y olvídate del tiempo".