El autosabotearse en la vida forma parte del carácter de algunas personas que, sin darse cuenta, se ponen la zancada a ellas mismas. Esto también afecta a las relaciones de pareja, en las cuales adoptan ciertas dinámicas de manera inconsciente que acaban desencadenando la ruptura. El motivo por el que estas personas acaban arruinando sus relaciones sentimentales es por el miedo a sufrir. Eligen antes protegerse que amar, así lo explica un estudio publicado en el Journal of Couple and Relationship Therapy.
Estar siempre a la defensiva es una de las maneras en que puede que estés saboteando tu relación de pareja sin darte cuenta. A veces esta actitud tiene que ver más con traumas o vivencias del pasado que no con la relación en sí. Lo que pasa, es que estar a la defensiva la mayoría del tiempo con tu pareja crea una situación muy complicada para que la relación avance. Cualquier crítica o expresión de distancia en la pareja, en lugar de encajarla, bien puede desencadenar una pelea.
La falta de autoestima e inseguridades pueden crear una autopercepción mala de unx mismx, algo que puede repercutir en un sentimiento de no merecer ser amadx. Lo que acaba generando una especie de desconfianza dentro de la pareja, ya que constantemente se tienen dudas de si realmente los aman o hay algún interés: “¿Me quiere realmente o es solo porque era la opción fácil? ¿Me estará engañando para jugar con mis sentimientos?”
Con estos pensamientos en la recámara es difícil confiar al 100% con su pareja y eso dificulta mucho crear una sensación de intimidad y seguridad que tiene que estar presente en toda relación. Si sientes que nunca puedes mostrarte vulnerable ante la otra persona, será imposible que se genere una conexión profunda.
Los modelos relacionales que vimos durante nuestra infancia influyen más de lo que pensamos en nuestras relaciones presentes. Algunas habilidades, como las muestras de afecto o la capacidad para escuchar a la otra persona y dialogar, son clave para sostener una relación de pareja. Pero en algunos casos, puede que por lo que hayamos vivido no sepamos cómo expresar y canalizar nuestros sentimientos, o bien nos cueste mucho sentarnos con la otra persona a discutir sobre un tema. Trabajar cómo gestionamos nuestros sentimientos y cómo los expresamos a nuestra pareja es esencial para asegurarnos que la relación funcione bien, porque si no se acaba generando un desgaste que ya no se puede reparar.